Como un escalofrío morado,
(andrajo de insomnios),
varias esquirlas de congojas
bordean la negra curva
que trazan, obsesivos, sus ojos,
hasta tropezar con los míos
cegando mi existencia.
Allí descubro que, por fin, vivo.
Texto agregado el 18-05-2021, y leído por 61
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