UN CIUDADANO EJEMPLAR
Hola, vivo en la hermosa ciudad de Puebla, soy afortunado, casado con una hermosa poblana, un hijito de un año orgullo de nuestro hogar. Soy trabajador, de mi casa al trabajo, en una fábrica textil, cuyo dueño es un extranjero (no digo su nacionalidad pues no quiero discriminar). Viejo cabrón, solterón mañoso, cuyo hobby son las esposas guapas de sus empleados. Les dice que de ellas depende el aumento de salario o ser despedidos.
En fin, me considero de abolengo, mi abuelo fue revolucionario y le heredó a mi padre, un viejo revolver, una carabina 30-30, un cuchillo de caza, una daga damasquina y muchas fotos. Todo esto están en una vitrina en el estudio de la casa que mi padre me dejó. Aunque me madre, decía de su suegro, “viejo mentiroso, mejor nos hubiera dejado dinero en lugar de sus porquerías”, (que tanto apreciaba mi padre).
Yo soy ordenado, en la mañana hago una lista de mis actividades. Después del trabajo leo con fruición “El sol de Puebla”, empiezo con la página roja, ya que un amigo periodista es el que la edita. Los sábados tomo la copa con mis amigos, pero, los domingos, a misa en catedral y luego a comer en un restaurant de los que están rodeando la plaza del zócalo. Un domingo mi mujer estaba molesta porque el viejo, que es mi jefe, la piropeo. Yo tranquilo le dije: “no le hagas caso” y di por finalizado el comentario.
¡Cuál sería mi sorpresa! Que al leer como siempre el periódico, en la sección de crímenes resaltaba: “conocido industrial textil fue abatido a balazos”. Como siempre la autoridad dijo que iría hasta las últimas consecuencias en el esclarecimiento del crimen, pero, desde luego sin tener ninguna pista.
Sorprendido, seguí con mis actividades habituales, ese día, en mi lista de actividades puse: ayudar a mi mujer en la limpieza de la casa, llevar al niño al centro de salud para sus vacunas y por último limpiar el viejo revolver.
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