La verruga
Jober Rocha
(Cuento de Humor)
Al mirar su brazo, en una cierta ocasión, notó un pequeño lunar que le picaba.
Mientras lo raspaba, se dio cuenta de que era rojo y había aumentado de tamaño.
Al pasar por la farmacia del barrio, le recomendaron, como infalible, un cierto líquido ácido, que se 'disparaba y caía' - en palabras del farmacéutico.
El pasó el producto varios días, pero en lugar de desaparecer el lunar aumentó de tamaño.
En otras farmacias que buscó, le recetaron ungüentos y más ungüentos. Nada tuvo efecto.
Los vecinos, acuando se enteraram del problema, indicaron oraciones y bendiciones.
Todo parecía fortalecerla, haciéndola visiblemente más grande todos los dias.
Fueron unos dermatólogos los que, después de probarlo todo, dijeron que la solución sería extirparlo quirúrgicamente.
Poco tiempo después de la cirugía ella estaba allí, en el mismo lugar, emergiendo aún más fuerte.
Continuó creciendo em tamaño día a día, sintiéndose dueña de la pieza. En poco tiempo ya había tomado todo el brazo y se extendido hasta su pecho, pierna y cuello.
Unos días más y era casi de su talla. Poco después, lo había superado.
Cierto dia se sorprendió al verla de pie, vertiendo un líquido ácido sobre él y, poco después, le aplicando un ungüento.
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