¿Qué cosas son estas, qué caparazones y curiosidades de envejecida costumbre, qué reliquias de un tiempo antiguo, olvidado, enhebrado en recuerdos sin pasado?

Festones de entrelazadas hebras e hilos de bramante y cajas llenas con muchos botones y legajos de cartas viejas cubiertas por la escritura marchita y garabateada de los muertos, y sobre un viejo armario, combado y repleto de vajilla quebrada y reparada, un antiguo reloj de madera donde el tiempo mantiene su medida fatal e imperturbable mientras durante la noche las ratas de la duración y el silencio roen la madera de la antigua casa de la vida.

No hay palabras, no hay sonidos donde nada queda, mas queda el sentimiento que se deshace en una lágrima que desde el eco resquebrajado de un otoño, entre vajilla quebrada, una foto envejecida, un armario, botones e hilos bramantes, lentamente escurre en mi mejilla.

Dedicada a mis abuelos maternos Rosalva y Juan Bautista