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1º de junio del 2003, Domingo 7.30 AM, sentado en unos sillones anatómicos, con una textura suave y confortable, descansando con ojos cerrados estaba.
Ana, mi compañera, dormía en una habitación a metros de donde me encontraba sentado.
Como por arte de un espíritu fugaz y súbitamente repentino, recuerdo una situación del pasado vivido en aquel lugar; lugar que nos dejo festejar y disfrutar de amigos y de buenos momentos.
Mi recuerdo se paralizó al revivir algo visto, algo llamativamente simpático.
Recuerdo que el lugar a donde se remonta mi recuerdo, era un lugar donde en minutos antes del descubrimiento que pronto confesaré, supo estar poblado de jóvenes personas vitales, con ganas de disfrutar y festejar la vida.
El lugar era un amplio quincho techado, de paredes pintadas de blanco, con un suelo de azulejos brillantes color blanco. Había también una heladera y un freezer junto a la puerta de entrada. Posteriormente, se situaba una barra con muchas botellas de licores, y otras bebidas blancas, entre mezcladas con algunas bebidas aperitivas.
Música, como siempre compañera de todo momento, y en todo lugar, sonaba, disfrutaba de ella, bailaba mientras hacia mis labores. En esta situación me tocaba barrer el piso azulejado.
Con mi mente un poco dispersada de la vida rutinaria, mi concentración apuntaba a mi visión, mi vista, concentrada en todos los objetos que miraba, todo detenidamente, todo con respuestas de algo lógico y un poco racional. Así, de esa manera me encontré, mientras barría el suelo con mi cuerpo danzante, y mis ojos medio abiertos mirando detenidamente mi realidad, encuentro que algo, si, algo que estaba viendo, se iba de todo razonamiento lógico, lejos de alguna fácil asociación empírica mi mente tuvo que usar algunas fuerzas extras para darle sentido a esa materia por momentos inmóvil, por momentos viva, que ahí, en ese frío suelo blanco estaba posada.
Concentré mi vista nuevamente, concentre mi mente, y apunté con toda mi energía (un poco cansada por la hora de sueños que yo mismo me debía) a ese objeto que estaba en el piso, tratando de darle con una especie de asociación libre y azarosa un sentido concreto, algo que me tranquilice a mis ganas de entender todo a través de un prisma objetivo.
Cualidades le pude dar al objeto, le atribuí colores, y comparé al objeto de 5 cm de alto con cosas comunes de la vida humana que tengan o compartiesen las mismas cualidades.
Esa tarea asociacionista me costaba demasiado, mis engranajes, ya con nuevas aplicaciones de aceite lubricante seguían sin poder dar pie con bola. Sin preocuparme más, y dejando llevar mi pensamiento fluido, tratando de buscar tranquilidad y estabilidad, entré en el juego de ser parte de esa sorpresa inexplicable que ante mis ojos se encontraba.
Este fenómeno era nuevo, era algo particularmente extraordinario, sin poder hablar, debido a la sorpresa que mi mente disfrutaba, lleve a todo mi cuerpo hasta donde este objeto se encontraba.
Me sentía un astronauta en la vía láctea, un explorador en la selva amazónica, un intelectual en la biblioteca de Alejandría.
Tímidamente, parte de la escoba hizo contacto físico con el objeto oscuro de 5 cm que en el piso estaba, de manera lenta pero con tenaz firmeza e intensidad logré que el objeto ahí estático se mueva hacia atrás. Para mayor sorpresa mía ese objeto seguía en el mismo lugar, como si estuviera amurrado al piso, solo se movía diagonalmente de adelante hacia atrás y de atrás hacia delante. Su forma era uniforme, con una silueta rugosa y plástica.
Mi sorpresa crecía constantemente, mi mente aceleraba inconsciente la velocidad de pensamiento, mi responsabilidad frente al súbito hallazgo crecía poco a poco, enloqueciendo mi cabeza más y más, mis ojos incrementaban sus movimientos sobre el objeto hacia todas las direcciones.
En ese momento levante mi cuerpo del piso azulejado, levante mis dos brazos, los sostuve en el infinito aire, concentre mi pensamiento, logrando con mis ojos cerrados comprender que hay cosas a las cuales no hay que darles explicación, sino, darle vida, y alojamiento en mi cajón de recuerdos, y tener siempre presente que ese objeto es solo mera representación de lo que esta echa la vida.

Texto agregado el 01-06-2003, y leído por 258 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
12-07-2004 muy buen texto, y bien narrado y escrito, felicidades. besos LORENAP
01-06-2003 me gusta la manera descriptiva, pero el tema no se me hace de lo más interesante, aunque tiene tiene un buen final , siempre es original poner como fin una mera resignación y demás etal1ydemas
 
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