Los sueños no se repiten
esa era la consigna entre los dos…
Mientras la respiración se entre corta
para retomarla en un suspiro largo…

Para prometer amor más allá de la existencia,
de toda la realidad conocida y por conocerse…
Las teclas del piano sellaban el pacto
y entre sonrisas y complicidades; María te llevo en el alma…

La noche transcurre tranquila y sé que tu mente
dibuja mi silueta envejecida, mi barba áspera
mi tiempo caduco, mis días en retroceso…
Mientras tu juventud se levanta como una espiga de trigo.

Entre luces que se enfilan perfectas en tu vivir.
María llena eres de gracia,
María, cuenta otra vez esa historia del hombre
que te trajo a la Tierra, de ese hombre que te enseño
hablar con la luna, que te enseño que los días son espesos
y que solo los sueños entrelazados los hacen tolerantes…

Cuéntame esa historia cuando el escribía entre nostalgias enterradas
y veía en tu mirada, en tus ojos negros su alma caducando
bajo alcohol y piedras, espirales de realidades color magenta,
en medio de pedazos de existencia y lugares que un día testigos
lo vieron caminar solitario y confundido entre arcoíris de metal…


La vida se me escapa entre paisajes, entre momentos y rostros
petrificados en la memoria, quisiera dejar esas fotografías, esos
instantes en tu mente inquieta, mientras levanto el vuelo
y dejo en tus manos esa sensación generacional que solo
el tiempo entiende, que solo la vida teje entre sus átomos…