Somos tan débiles, pero tan fuertes...
Jober Rocha

Somos tan débiles cuando sucumbimos a las vicisitudes que nos impone la vida y cuando nos encontramos con misterios insondables cuyas explicaciones desconocemos.
Somos tan débiles cuando nos rendimos a los vicios que corrompen; cuando nos damos cuenta de cuánto ignoramos em este vasto universo y cuando nos sentimos impotentes de cambiar el curso de la vida misma.
Somos tan débiles cuando sentimos nuestras limitaciones; cuando nos encontramos con el amor roto; con situaciones irreconciliables; con caminos sin retorno; con las emociones impulsando nuestras acciones.
Somos tan débiles cuando, presionados por los años que nos quedan, nos damos cuenta de que no hemos alcanzado nuestras metas en la vida o que hemos desperdiciado nuestra existencia a la ligera, sin otra posibilidad de recuperar ese tiempo perdido.
Somos tan débiles cuando, ante el fin de nuestra existencia, nos falta el valor necesario para penetrar en el territorio desconocido de la muerte y descubrir sus misterios.
Por otro lado, somos tan fuertes cuando tenemos la oportunidad de consolar a quienes necesitan ser consolados; cuando superamos nuestras limitaciones; cuando logramos dominar sentimientos viciosos; cuando producimos obras dignas de Aquel que nos creó.
Somos tan fuertes cuando superamos el ego y comenzamos a pensar colectivamente; cuando intercedemos ante los poderosos para defender a los que no pueden hacer nada.
Somos tan fuertes cuando impartimos conocimiento; cuando inventamos algo desconocido; cuando generamos una vida, cuando salvamos la vida de alguien o aliviamos su sufrimiento.
Somos tan fuertes cuando estamos em el lado de la verdad, asumiendo los riesgos que conlleva esta acción;
Finalmente, somos tan fuertes cuando aceptamos el final de la vida y vamos al otro lado de la existencia con la firme creencia de que el espíritu, una forma de energía, nunca puede ser destruído.