Nubarrones de pasión difuminada: los percibo cada tarde
opacados, solo por la sombra umbría que brota tu nostalgia.
Y como claro de luna, iluminan la noche; humedecidos por el riego de tu lengua y, cuando la mano ardiente del sol naciente les arrastra su brisa natural, con un roce lingual vuelven a brillar.
Solitarios y mullidos de ansiedad sonríen ingenuamente, cuando el ocaso se esfuma silente.
Y pese al vacío vespertino juegan con el vaho abstracto de su soledad.
Comprimen comisuras que expresan pensamientos y se ocultan presurosos sin éxito, cuando les surcan los vientos.
Se retuercen cansados, para despertar sin labios amados.
Texto agregado el 27-04-2021, y leído por 56
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