Las tetas.

Casi todos los humanos chupamos teta cuando nacemos, y hoy nosotros continuamos haciendolo, pero no chupamos la teta de nuestra madre, sino los pechos de quienes no lo permiten.

Tiene tantos nombres, cómo usulamente los tienen aquellas partes "sensibles" de la anatomía humana. Unos las llaman Kikas, otros pochecas, teclas, yagures, tarros, pechonalidades, pero al fin y al cabo tetas.

Asi como los culos, también hay variedad de tetas, nosotros conocemos dos clases, unas naturales (yummmi) y otras "asiliconadas" (también yummmmi), claro está que como somos ecologicos, preferimos las primeras.

Las naturales se caracterizan por la asimetria, artistica, del par de mamas. Tienen unos pequeños defectos de fabricación que las hacen únicas e irremplazables; son calidas cuando se recuesta uno en ellas.

Las segundas son obras postmodernas, creadas por la vanidad, e instaladas por particulares ingenieros coprorales. Su principal atributo es la perfección de sus formas, y lo malo es que como cualquier objeto púsilanime, son frias al tacto.

En la glándula mamaria se encuentran dos "chupos" que nos atraen inefablemente, los pezones. Son como la cereza en el tope del "sundae".

Los hay de varias formas también, el tipo mortadelo (una gran circunferencia de rosado desteñido); el "timbre de buseta" que durito y parado, el "peludo" que causa cierta repugnancia en nosotros. Sólo por nombrar algunos.

Lo cierto es que esa distintiva protuberancia pectoral, hace a muchos perder la cabeza (especialmente a nosotros).

"No coma cuento, coma teta"