Amor parte 21
Al día siguiente Paola visitó a su amiga.
-Ayer estuvo aquí Matías.
- ¿Qué pasó?
-Lo vi en el hospital, fuimos a una cafetería, pero me sentí mal y él me llevó al médico.
- ¿Qué te pasó? -Paola preguntó preocupada.
-Tuve un mareo y me dijeron que debo estar en reposo hasta que mi bebé nazca.
- ¿Él te trajo aquí? – Paola preguntó sorprendida.
-Sí. Pero no hablamos, me sentía muy mal. Lo vio Macarena, pero tampoco hablaron.
-Debo decirte algo. El día que nació el hijo de Macarena, Matías estaba afuera del hospital con dos ramos de rosas, yo misma lo vi comprándolos en una florería cerca del hospital. Bajo la lluvia se quedó inmóvil. No entró. Pero estuvo ahí. Se fue caminando bajo la lluvia.
- ¿Crees que debemos hablar?
-Me parece que sí. No se ve tan malo. Me cae bien el tipo. Ha cometido errores, pero somos humanos. Ustedes se aman y deben arreglar sus cosas por ustedes y por su bebé.
La tarde del sábado era fría. Macarena se había ido con su hijo a casa de Adrián, la casa se había quedado sola, la nana tomó su día libre.
El timbre sonó y Matías de nuevo cruzó la puerta de la casa de Ximena.
-Debemos hablar – Matías comenzó – te debo una explicación.
-Toma asiento – le indica Ximena – te escucho.
-Primero le debo una disculpa a mi hermana por lo que le dije.
-Eso lo deberás hablar con ella. A mí me debes algo más.
-Estuve casado, fueron días, pero ella me dejó. Se fue con otro. La conocí en el trabajo, realmente estaba enamorado, le pedí matrimonio. Nos casamos, pero me dejó porque dice que soy un amargado.
-Lo entiendo. Y creo que ella tenía razón.
-Estoy tratando de cambiar – Matías se defendió- Tiene mucho tiempo que no sé nada de ella.
- ¿Hay algo más de que deba saber?
-Mi madre nos abandonó cuando Macarena era bebé. Ella era mi adoración, pero un día se fue diciendo que sus bastados le estorbaban para hacer su vida. Mi papá nos crio con muchas carencias. Yo no tengo más familia que mi hermana, no tengo amigos, tengo una vida muy aburrida y soy un amargado.
Ximena sintió pena por Matías, se notaba arrepentido. Estaba siendo sincero con ella. Le ofreció una taza de café.
-Me voy a recostar, estoy cansada.
Él la alcanzó. La vio recostada en la cama, la misma en la que repetidas ocasiones hicieron el amor. Matías se recostó junto a ella. Puso sus manos en la barriga de Ximena, la creatura sintió que otras manos que no eran las de su mamá lo tocaban, se movió.
- ¿Sentiste? – le preguntó Ximena.
- ¡Se movió! – Matías se comenzaba a sentirse bien.
Continuará…
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