El Alberto no hacía nada más que hacerle carantoñas a la cría.
- Luisi...Luisi. Y hasta que no se despepitaba no paraba. Daba por bien empleado el tiempo.
- Anda, vete a tu habitación. A ver si te hacen la misma gracia las lecciones del foro de Francés.
Pero le gustaba más andar allí moviendo oscuros resortes y gracietas varias. La verdad era que los dos chiquillos estaban enamorados de la pequeña. La que contribuía con sus estímulos y risotadas. En cuanto te querías dar cuenta ya andaban allí a pie de cuna como si fuera un objeto de adoración la niña. Concitaba más su atención que la playstation aquella. Lo que en el fondo, aunque no lo queríamos demostrar, nos enorgullecía.
Y así entre "Luisi y Luisi" se pasaban los días. A vueltas andábamos también con la pandemia y las vacunas. No nos sentíamos obligados a quedarnos en el piso, ya que aquella nave que era nuestro hogar ya no se sentía a la deriva.