Inicio / Cuenteros Locales / tsk / Léelo; que este es bueno.
De la astrazeneca no nos fiábamos en aquella familia mucho. Era oír tal nombre y ponérsenos las orejas enhiestas y arqueársenos una ceja. Generalmente la derecha.
La Luisi no se enteraba aún de las cosas, pero el panorama que íbamos dejando era así de a nada.
El deterioro de los ecosistemas, subsecuente a un proceso de industrialización salvaje, nos estaba devolviendo la pelota. Las plagas aquellas de Egipto en versión moderna. Sólo que ahora los pecados eran, más bien, la producción desmedida en masa. Como los antiguos egipcios, habíamos desoído a nuestro dios, le habíamos vuelto la espalda, pero ahora en forma de lanzamiento desmedido de anhídrido carbónico a la atmósfera. En el fondo lo mismo: la avaricia. Sólo que ahora mediante la combustión a gran escala. Los pecados de la carne eran pecata minuta comparados con aquel maltrato a la madre. Ya no a la de dios, sino a la naturaleza. Ya no necesitábamos metáforas, y todos sabíamos de qué clase de polvos provenían estos lodos. Sin embargo, pocos dejaban el vehículo para ir a enterarse de aquello en el periódico que vendían en el quiosco de la esquina.
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Texto agregado el 09-04-2021, y leído por 41
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