Llamadas

Desde aquel lejano día en que empezó a recibir aquellas misteriosas y malhadadas llamadas como del otro mundo, María , atemorizada, creyó reconocer tras la  respiración anhelante, como de estertor, a la mismísima muerte.
Escuchaba los aterradores jadeos sin palabras como una invitación de la señora de la guadaña a  abandonar la ribera de la vida.
Imaginaba a Caronte encaminando la barca a su encuentro.
Y para sortear el aciago llamamiento , colgó con brusquedad el teléfono .
Cada vez que se producía una de esas llamadas anónimas y espeluznantes , perdía el sueño y mitigaba el terror con algún tranquilizante
Un día , después de mucho tiempo viviendo , por el estrés , en el límite de la cordura , al despertar se duchó para espantar los temores, se vistió con esmero para sentirse bien viva y se tapó el rostro con diversas máscaras venecianas de carnaval para despistar a la muerte, que, burlada, le perdió el rastro.