Cuando entramos a aquel bar (sitio gües, ponía en la entrada), a mi amigo no se le ocurrió otra cosa que quitarle el micro al pincha y empezar a decir sandeces de lo más inapropiadas.
- Vaya mierda sitio gües- me dijo ya en la puerta, al habernos echado fuera.
Y era que llevaba una "melomanía"- como él llamaba a ir completamente borracho. Pero lo más gracioso era que no paraba de repetir: tranquilo que voy bien.
No sé a qué se referiría. Yo interpretaba que iba bien adobado. Un adobo de dimensiones anestésicas.
- Gracias amigos por escucharme, por dejarme seguir diciendo tonterías.
No le dejaron decir más y nos echaron a los dos a la calle. Y era que desentonábamos totalmente en aquel sitio: un lugar acogedor donde se palpaba el buen rollo en el ambiente. No pegábamos ni con cola en aquel antro. Recuerdo que estaban poniendo música de "U dos": el Joshua Tree- me parece que era. En realidad era que desentonábamos ya en cualquier sitio y no lo queríamos admitir. E incluso en ocasiones en el propio mundo. Un anacronismo viviente constituíamos.
Cuando enfilamos cada uno para su casa, hacía una paradiña en mitad de la calle, y no paraba de decir: tranquilo que estoy bien. Así como si me importara mucho su estado de la materia.
Eso fue cuando estaba "U dos" de moda. Ni les cuento lo que es ahora.