Inicio / Cuenteros Locales / atolonypico / Aventuras de un manchego en París.
Madame Flora no dejaba recibir en las habitaciones.
- Pues vaya ciudad del amor. Eso es publicidad engañosa- dijo Marco Boni un día.
Y ello debido a que las relaciones con Sophie Roche iban viento en popa. Quién lo hubiera dicho escasos meses atrás. Se habían enamorado, pero carecían de coartada. De coartada: de lugar donde materializarlo. A la chica, sin embargo, le parecía poco menos que nefando pecado dejar su nombre en la ficha de un hotel. De ahí que día sí y otro también la tuviera- Marco me refiero- con la señora Flora. Aquella ragazza in gamba de escaso tiempo atrás se estaba convirtiendo a ojos vista en una bruja. Y era que el Peugeot rouge de la señorita Sophie había dado- para el avanzado estadio de aquellas relaciones- todo su juego.
Del "pagafantismo" había pasado el chaval a usufructuario con pleno derecho de aquel "cuore"- como él la llamaba. Para que luego digan. Y uno, que lo había catalogado en un primer momento en la categoría de "panoli", tuvo que rectificar criterios. E incluso le tomé simpatía a la pareja y daba ideas. Claro que quien aconseja no paga, pero era tal mi entusiasmo que estaba lindando la línea del mamporrerismo con aquel muchacho. El caso, sin embargo, era que existía una barrera infranqueable entre ser arrendatario de la habitación y serlo también en términos absolutos de la cama que albergaba. Contradicción si se quiere, pero improrrogable y necesaria.
La situación era cómica y tenía a toda la clientela de Madame Flora en permanente debate.
Uno, sin embargo, estaba, por entonces, en lo que para mis adentros era "la busca". Lo que a pesar de tan pomposo nombre no era más que ir dando tumbos por ahí los domingos, esperando una señal del cielo o poco menos. O, aunque fuera, de la tierra- me confortaba.
Se iba haciendo la noche y encaminaba mis pasos a aquel destino que no era sino mi cama arrendada.
Hasta aquel día- ya digo.
Se acercó con el coche a la acera y siguiendo un poco en paralelo abrió la ventanilla derecha.
- Une pompe à essence, s´il vous plait- dijo con voz emocionada la muchacha.
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Texto agregado el 03-04-2021, y leído por 54
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