Todo el mundo escapa de los arrabales de mi alma. Suponen que soy el proyecto de un espectro que hoy emite opiniones. Algunas tal vez fundadas y otras no tanto. Un conjunto de energía binaria con los ojos celestes y el pelo lleno de canas. Alguien pasajero. Alguien que está pasando de un plano a otro. Un tipo sin demasiado tiempo que se encuentra solo y carente de futuro.
Arrinconado en el mundo por la geografía.
Un portador de sueños que todavía subsisten convertidos en recuerdo. Alguien que ayer soñaba y que hoy apenas recuerda las cosas que ha soñado.
No es culpa mía si estoy hecho tan solo de moléculas y de átomos. Ya he dejado de hacerme cargo de la condición cósmica en la que vivo.
Para el absurdo de la vida se suele decir que lo único que alcanza es el amor. Y a veces eso tampoco alcanza. Soy un hombre del sueño de lo inalcanzable. Muchas veces dado a escribir ficciones de amor o historias impensadas. Alguien dañado por la cruel felicidad de las luces de la ciudad insomne.
Y en confinamiento, solamente un tenedor de cosas precarias.
Me rodean las tinieblas de lo que fue y de lo que ya ha pasado. Solo tengo la culpa de estar hecho de ternura temporal y todo en mí es provisorio.
El instante es tan solo un destello de luces invisibles en el cielo de la noche oscura y nublada. Mi fragilidad no tiene término ni plazo. Solo soy un ser humano que se encuentra de paso.

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