UNA PROBADITA
Amigos:
Les cuento que muy chico quedé huérfano y fui a vivir con mi tío, hermano de mi papá. Por fortuna para mí, la esposa de él, fue mi ángel de la guarda. Al no haber tenido hijos, yo, le caí del cielo.
El tío, de joven, político de segunda del partido revolucionario institucional, muy mañoso, se dedicaba al trabajo sucio de los mandatarios: transas, pillerías, etcétera. Se hizo de una gran fortuna, aunque era salaz y concupiscente, egoísta y cabrón, pero, muy listo vivíamos en una casa modesta, un carro de segunda, yo en escuelas oficiales, en fin. Nadie sospechaba del inmenso caudal que había acumulado.
Mi tía, ya había dado por perdido a su marido, a mí me consentía, así que me recibí en la facultad de filosofía y letras. Pensé que me haría rico y famoso con mis novelas. ¡Oh, decepción! Nada de nada, a duras penas conseguí un puesto de maestro de gramática en una secundaria particular con un miserable sueldo.
Todo lo bueno pronto desaparece, mi tía murió y su viejo, ya de 70 años me dijo:
— Mira inútil, pienso casarme y no quiero estorbos, así que te vas pintando de colores, vas a vivir a una pensión pichurrienta que te conseguí por el miserable sueldo que ganas, para mañana ahuecas el ala.
El mañana era domingo, junté mis cosas, me disponía a salir, cuando llegó el tío acompañado de una joven, en mini falda que dejaba al aire sus escandalosas piernas. Antes de que me corrieran alcancé a oír que el añejo le decía a su dulcinea:
—Ándale, dame una probadita, al cabo dentro de dos días nos casamos por el civil y el domingo por la iglesia.
“Suerte de algunos pensé, en el periódico leo todos los días de múltiples asesinatos en el país y de muchos políticos, ¿por qué Dios no ha hecho el milagro de que le pase al tío?"
El corazón es traicionero e impredecible, se le paró al tío, en lugar de otra cosa, en la suerte suprema, quedándose éste tieso. Suerte, milagro, o yo que sé. De repente como único heredero quedé de pelagatos a rico Mac Pato.
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