|  El amor, el deseo y la pasión. A veces nos enredamos en las vicisitudes que suponen cada una de esas palabras, a veces todo se trastorna, todo empezó como un juego y terminé por apostar en plena refriega, mi esencia. Como leí por allí: "Tenía una vida que me hacía feliz y deje que se desmoronara con tal de estar junto a ti. No te amé por aburrimiento, ni por soledad, ni por capricho. Te amé porque el deseo que sentía por ti era más fuerte que cualquier felicidad". 
 Al menos he salvado esa parte de mí, siempre cuesta un poquito menos refaccionarse y hacer frente a las secuelas luego de un atentado de tal magnitud, como si cada vez se llevasen menos de uno.
 En alguna parte hago referencia a ese momento en que un gélido frío recorre tu nuca, eres consiente del inminente adiós, pero te niegas a ver y la obsesión empieza a socavar cada resquicio (parte que queda de un todo) de ti.
 
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 A veces tus lágrimas y la nostalgia me invaden.
 La lucidez que me imparte esta cordura libre ahora de la locura de tu amor ante la cual sucumbí,
 se ha convertido en un ritual, una adicción, yo un consumidor ávido y habitual. Ojalá desde este
 sentir que se apodera de mi piel, este estallido de claridad pueda reflejar con nitidez las
 interrogantes que alimentan mi obsesión y así dejar atrás toda atadura. Ojalá cruzar nuestros
 caminos de nuevo no deteriore la firmeza de mi temple. Ojalá sufrir tanto no haya sido en vano;
 no me arrepiento de nada y volvería a sufrir aunque sea en vano sólo porque sería contigo y sería
 esa la única forma de reencontrarme conmigo, de nuevo en este vaivén, la parte de ti que habita
 en mí.
 Es triste y estúpido estar dispuesto a revivir lo que ahora desearía sean sólo memorias olvidadas
 de los días en que moría de amor, pero estoy convencido de la inexistencia de casualidad alguna y
 de los caminos que se abren paso estrechando otros; no hay nadie más, no hay otro lugar; no
 podrían haber sido otras las circunstancias que me llevaran al ahora, y es que es ese lugar; el eco
 infinito en el barril sin fondo que para mí supone tu insaciable corazón, ese lugar en donde me
 sentí vencido, en que crecí, aprendí. Tal vez debía madurar, tú no, yo sí, o de repente los dos...
 Estábamos locos.
 No supe lidiar con el estruendoso amor que sentía por ti; escapó de mis manos por creer que lo
 tenía cautivo, preso en mí. Todo se fue de control. La soledad; de esa que no tiene nada que ver
 con estar solo, se apoderó de mi realidad. Recuerdo tus labios y los sin sabores de todos esos
 besos que nos dimos; mis caricias ya no desprendían calor, yo no emanaba paz; ya no, nuestro
 amor se fracturó, mi esencia se perdió; yacía al lado del mar igual que nuestros huesos. Reposaban
 tantos pretextos para continuar con ese martirio, (reposaba) sobre la sutil esperanza de que no
 fuese así, con los ojos vendados por miedo a no tolerar un rompimiento. El ego me montó un
 juego frenético, me mostró al maniático que se escondía en el ático, craso error pues la voz que
 escuchaba también empezó a observar; jamás se sintió tan bien contemplar la luna,
 reencontrarme en atardeceres.
 Antes de despertar; mi mente divagaba entre los quehaceres del amorío funesto, a pesar de todo
 tu inconciliable decisión me tomó por sorpresa, me puso de rodillas y me llevó a la rendición de mi
 alma. Sólo quería entender y volver a ver tus labios; de nuevo flotar en tu piel, un esclavo más, un
 títere, una nota más del arpegio de tus caricias. No quería ver que los escombros estaban
 resquebrajando los cimientos de nuestro amorío, pues esperaba de esta forma no hallar un punto
 de retorno; no tenía prisa, no hacía falta, sólo me contentaba con ver tu risa. Quizás escribir en
 prosa o en verso ahora me dé lo mismo, aún sigo inmerso en este laberinto; estatismo del tiempo
 en tus fractales, y yo en ellos.
 Es inaceptable haber hecho catarsis de todo y seguir aún aquí en el lodo; extasiado por tus
 recuerdos, enamorado, embriagado aun con esos besos que nos faltan dar. —¿Nos daremos una
 oportunidad más?— ¿Aunque una oportunidad más pueda destruirnos? Yo no quiero retroceder
 de nuevo, aniquilarme, perder todo lo que he aprendido, mi alma ahora es fuego.
 A veces tus lágrimas y la nostalgia me invaden. Desearía olvidar todo; olvidar que por un breve
 tiempo te amé, te llamé entre sueños, te lloré en todas mis realidades. Futuro no existía más estando
 lejos de ti. Manteniendo tu esencia presa en mi memoria sabía que moriría; por eso deseo olvidar,
 aunque me esté engañando y lo único que quiera sea recordar olvidándote y caminar sobre nuestras
 huellas; olvidar y tener una oportunidad para volvernos a encontrar, y revivirte.
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