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de nueve años, de setenta años... aun siento ese sentimiento de no saber nada, de preguntar siempre antes de tomar una decisión...
cogí la piedra y la tiré sobre la ventana del vecino... me encanto el sonido, así que tiré otra piedra... esta fue tan hermosa que sonó como mil estrellas... me quedé mirándola hasta que sentí las manos duras del dueño de aquella casa sobre mi cuello... hubo un grupo de gente mayor sobre mi cabeza... no te muevas, decían y me miraban como si fuera una rata sucia y acorralada... quería reírme, pero una patada en mis piernas me asustó... y todo por el hermoso sonido de los vidrios rotos cayendo sobre el la acera de la calle... llegaron los amigos de mi barrio y la gente extraña, aquella que lo conocen a uno pero no le dan importancia... al rato llegó mi hermano mayor... hablo con el dueño de aquella casa y le dio un dinero y las disculpas del caso... me dio tanta vergüenza su humillante tono de voz... pero estaba en tela de juego el llevarme al loquero... hubiera sido interesante estar con aquella gente tan extraña que un día fui... estuve por medio año y conocí a gente tan extraña, quizás mas que la imaginación... niños mordiéndose los dedos, o alguna que otra cosa... personas que lloraban y lloraban... y hasta que vi el vidrio de aquella sala, me puse tranquilo... me sentí acompañado de aquella imagen... la limpié con un pedazo de mi codo y luego le lamí hasta dejarlo brillando... al rato, le tiré una patada y esta saltó por todas partes... y pude ver la eternidad y el infinito en tantas partes, tantos pedacitos de aquel vidrio y pude verme en todas partes... fue hermoso... lo malo fue que me ataron las manos y no pude hacer mas nada durante el tiempo que estuve encerrado...
salí y ya mas tranquilo fui a casa... llegué y vi que no había un solo espejo ni vidrio... nada... salí a la calle y allí estaban... hermosas...
vi las estrellas en el techo de casa y recordé la eternidad esparcida en cada punto del universo... me encantaba mirarlos... éramos uno... el tiempo paso... y me arrastró como a todos... ya mayor y viviendo de las cosas que encontraba en las calles, me sentí completo... era uno con el universo mientras miraba en mitad de la calle el centro de un cielo negro y con tantas estrellas como pedazos de vidrio encontré en cada ventana o espejo que pude romper a lo largo de mis setenta años... era como que nací para ello... conocer lo eterno en mí... y estar completo como aquel vidrio puesto en una ventana de cualquier calle... si... estaba completo... |
Texto agregado el 13-03-2021, y leído por 70
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