El vestido que colgó era de tenues encajes, de malva rosa los bordados y de rancia tela amordazado; él colgaba con tristeza lo que hubo haber tocado. Del rebaje era su cuello, de la cintura ese ombligo y en lazo sujetado, la matriz donde dormía. Nunca pudo maldecirla. En el placar donde reposa esa ajada vestimenta lleva lágrimas hoy secas donde el polvo hace su siesta. El olvido es olvido ya no hay amor que se conmueva.
Texto agregado el 08-03-2021, y leído por 167 visitantes. (6 votos)