Hace unos años las ratas eran perseguidas hasta el fin del mundo; así se escondieran en el lugar más secreto del planeta, allá llegaba el inspector y atrapaba a esos animalitos que causan repugnancia a muchas personas, máxime si tienen granos en la cola. Ahora han dejado de ser perseguidas, hasta cirugías les hacen para que no se vean tan asquerosas. Muchos les lavan la cara con el mejor jabón y les echan perfumes costosos y no falta el empresario que les manda a construir estatuas para inmortalizar a esos animalillos. Qué tendrán las ratas de ahora, que de un momento a otro han sido aceptadas por la sociedad, al punto de ser idolatradas. En Colombia todas viven en el mismo recinto, un recinto muy lujoso, por cierto.
Allá se reúnen estos roedores a darle gusto a su paladar, no les falta el pan ni el queso; allá viven felices comiendo y defecando, saltando y bailando. Las ratas se han hecho tan famosas, que se dan el lujo de aparecer en la televisión. Hay veces que se atacan entre ellas, sobre todo cuando no están contentas con la repartición del queso y el pan, se dan dentelladas y cuando brota sangre, no la desperdician, pues la beben como si fueran vampiros.
Entre todos estas ratas, sobresale una, a quien todas respetan, le hacen venía cuando van por la calle, los más estúpidos hasta se arrodillan para que les de la bendición. Esta rata es tan cínica que al verlos arrodillados, tan solo les tira un pedo y se va riendo. De un tiempo para acá, algunos gatos se han dado a la tarea de perseguir a esa rata vieja, pero como toda rata que se respete, anda con escoltas, ha seleccionado las ratas más asquerosas y violentas para que lo escolten por donde vaya. Esos pocos gatos, lo atacan con sus garritas nada más, pues ningún gato anda armado, aunque deberían armarse porque las garras no son suficientes, se necesita algo más contundente, algo que mate en solo un minuto a la rata más asquerosa de Colombia. A pesar que ya está vieja, esta rata se ve llena de vigor, claro, comiendo a costa de las hormigas y bebiendo a costa de las abejas, cualquier rata llega al siglo de vida.
Ayer, la rata por poco cae en una trampa que le pusieron los gatos, pero cuando quedó atrapada llegaron otras dos ratas tan asquerosas como ella y la ayudaron a salir de la trampa. Los gatos tuvieron que esconderse pronto porque todas las ratas enfurecidas salieron tras de ellos. Solo en porquilandia sucede esto, en ningún otro país que yo sepa las ratas atacan a los gatos, pero en este país de mierda muchos gatos se convirtieron en ratas y atacan a los propios hermanos de raza.
Ayer vi que a esa rata vieja se le está pudriendo la geta, por fin la podredumbre que lleva dentro se reflejó en la horrible geta de roedor que tiene. Como toda rata se reprodujo y los críos son iguales de asquerosos a los padres, les gusta comer pan, queso y carne sin hacer nada. S e limitan a ver como trabajan las hormigas y las abejas, apenas se descuidan estos nobles y trabajadores animalitos les roban su esfuerzo y se van riendo como si fueran las ratas más bellas. A mi me parece que la culpa es de las mismas hormigas y abejas que no han sabido poner en el sitio que deberían estar estas ratas, es decir en las alcantarillas y no en el palacio en que ahora viven. Las abejas y las hormigas un buen día se reunieron y acordaron acabar con la rata cueste lo que cueste, así les cueste la vida. A una rata peligrosa no se puede atacar con armas diferentes, toca atacarla con las mismas armas. Primero se unieron a la rata vieja, la mimaron, la consintieron, la llenaron de detalles y elogios, la abrazaban y la besaban, a pesar de tener su geta podrida. Un día la llevaron a las colmenas y se las ofrecieron a precio de huevo. La rata aceptó la propuesta y cerró de inmediato el negocio y cuando estaba feliz de la vida pensando en qué haría con tanta miel, se aparecieron los gatos y lo lanzaron a un tanque de miel, a pesar de los chillidos de la rata le siguieron echando miel hasta cansarse. Hubo un gato bien atrevido que le lanzó una roca en la cabeza cuando la rata vieja ya estaba muerta. El gato no quiso correr riesgos porque si la rata sobrevivía sería hombre muerto.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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