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Inicio / Cuenteros Locales / carlosivankelso / El Deseo Sexual y Quesón de Madame Taylor Hill

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Un salón donde todo era de color blanco, incluyendo las cortinas y los marcos que cubrían las ventanas, y el color del mantel que tenía una mesa, mesa repleta de jarrones con flores, y donde atrás, como en un cuadro surrealista, sobresalía un Queso enorme y gigantesco, repleto de agujeros.
Madame Taylor Hill, la bella dama vestida de blanco, salió de entre aquellas cortinas y agarró cuatro flores de uno de esos jarrones, en el salón había cuatro hombres, muy altos y patones, todos Carlos, tres futbolistas y un rugbier.
Los tres futbolistas eran Carlos Izquierdoz, “el Cali, el jugador de Boca Juniors, Carlos Lampe, “el Gigante Lampe”, el arquero de la selección de Bolivia, el uruguayo Carlos Benavídez, simplemente “Carlitos”, jugador de Independiente, y el rugbier era Carlos “Charly” Repetto, del Hindú Club, todos vestidos de negro, con guantes que cubrían sus manos.
Madame Taylor Hill repartió una flor a cada Carlos y les dijo:
- Gracias por venir estimados Carlos, los hice venir porque quiero disfrutar del sexo con los Quesones, dicen que los pies de ustedes, todos patones, pies grandes y olorosos, nos hacen vivir una relación sexual, repleta de gozo y placer, una felicidad nunca vista, díganme cuanto calza cada uno, por favor preséntese ante mí.
- Carlos Roberto Izquierdoz, el Cali, 1,88 metros de altura, 47 de calzado.
- Carlos Emilio Lampe, el Gigante, 1,92 metros de altura, 49 de calzado.
- Carlos Alberto Repetto, Charly, 1,97 metros de altura, 51 de calzado.
- Carlos Nahuel Benavídez, simplemente Carlitos, 1,85 metros de altura, 46 de calzado.
- Maravilloso queridos Carlos – dijo Madame Taylor Hill – quiero probar esos Quesos, los invitó a un juego, el que dé más Queso y más placer, recibirá un millón de dólares.
Madame Taylor Hill mostró un cofre donde estaba el millón de dólares y a continuación, los invitó a los Carlos a entrar en una habitación muy grande, también donde todo era blanco, una cama gigantesca, redonda, en la cual se acostó Madame Taylor Hill, se levantó y ofreció una suerte de streap tease a los cuatro Carlos, mientras muy fuerte sonaba la música de “La Primavera” de Vivaldi, y siguió con un repertorio completo de música clásica.
Mientras se escuchaba esa música, y tras el streap tease, la joven y bella mujer, arrastrada en la cama, fue sacándole uno por uno las zapatillas y los zapatos primero, las medias y los calcetines a cada uno de los Carlos despues, fue oliendo todos los pies, los cuatro Carlos tenían un olor a Queso apestante, intenso y asfixiante, ningún mortal hubiera podido soportado aquel olor, pero Taylor Hill estaba entregada, y se fue metiendo en ese olor a Queso, chupando, oliendo, besando y lamiendo los pies de los cuatro Carlos.
La fiesta de los Carlos continuó, la modelo se sumergió otra vez en la cama, y cada uno de los cuatro Carlos le tiró un Queso, a continuación ella fue chupando la pija de cada uno de ellos, mientras otro por detrás la penetraba por adelante y por atras, así, mientras chupaba la pija y los pies de Carlos Izquierdoz, era penetrada por Carlos Lampe, luego se intercambiaron los papeles, y mientras chupaba a Carlos Repetto, la penetro Carlos Benavídez, luego chupó a Carlos Lampe, y la penetraba Carlos Repetto, finalmente chupó a Carlos Benavídez y la penetraba Carlos Izquierdoz. El placer que sintió Madame Taylor Hill fue de un gozo y placer imposibles de describir con palabras.
Al terminar, lejos de quedar hecha una piltrafa, sino repleta de energía, Madame Taylor Hill les dijo a los cuatro Carlos:
- Era verdad, ustedes los Quesones me dieron gozo y placer, pero solo uno ganará, ahora elegiré al Quesón que se llevará el millón de dólares, no será fácil, pero lo haré, que difícil, salgan de la habitación estimados Carlos.
Una hora después, Madame Taylor Hill salió de la habitación, vestida de manera muy elegante, mientras los cuatro Carlos esperaban, cada uno parado en un lugar del salón, en forma simétrica, bastante distanciados uno del otro.
- Uno de ustedes se llevará el millón de dólares – dijo Madame Taylor Hill – no es fácil la elección, Carlos Izquierdoz tiene los Quesos más ricos, el mejor olor a Queso en los pies, Carlos Lampe la pija más sensacional, Carlos Repetto el que mejor me cogió por el culo, Carlos Benavidez el que mejor me cogió por la concha. ¿Quién ganará?
Madame Taylor Hill agarró cuatro flores, y se acercó primero a Carlos Izquierdoz.
- Hermoso Caaaaaaaaaaaarlooooooooos Izquierdoz, ¿Serás vos el ganador?
- No sé si seré el ganador, Madame Taylor Hill, lo que sí es que soy un asesino, y te voy a tirar un Queso.
El futbolista de Boca Juniors no terminó de decir eso, cuando sacó como de la nada un enorme cuchillo y se lo clavó en el pecho a la modelo. No le dejó clavado el cuchillo a Taylor Hill.
- ¡Aaaaaajjjjjjjjjjjjj! – gritó de dolor Taylor Hill mientras era apuñalada - ¡Caaaaaaaaaarlooooos! ¡Caaaaaaarlooooooos! ¡Caaaaaaaloooossssssssss Izquierrrrrdooooozzzzzz!
La herida, aunque profunda, no le impidió a Taylor Hill moverse por el salón y acercarse a Carlos Lampe.
- ¿Y tu Caaaaaaaaaaaarlooooooos Lampe? – dijo balbuceando la herida Taylor Hill.
- Yo también soy un asesino, Madame Taylor Hill, y te voy a tirar un Queso.
A continuación, Carlos Lampe sacó otro cuchillo, y le asestó otra brutal puñalada a Madame Taylor Hill, asestándole otra brutal herida, esta vez en el estomago. Como Carlos Izquierdoz, Carlos Lampe no le dejó clavado el cuchillo a Taylor Hill.
- ¡Aaaaaajjjjjjjjjjjjj! – gritó de dolor Taylor Hill mientras era apuñalada - ¡Caaaaaaaaaarlooooos! ¡Caaaaaaarlooooooos! ¡Caaaaaaaloooossssssssss Laaaaaaaaampeeeeeeee!
La herida, muy profunda, ya era suficiente para que Taylor Hill muriese desangrada, sin embargo, aún tenía un halo de vida, y la mujer, pudo desplazarse, casi arrastrándose por el piso, hasta donde estaba el rugbier Carlos Repetto.
- ¿Y tu Caaaaaaaaaaaarlos Repetto? – dijo Taylor Hill.
- Soy un rugbier, un asesino, traicionero y salvaje como todo rugbier, yo también te voy a tirar un Queso – y mientras decía esto, el rugbier, a traición, la apuñaló por la espalda, el cuchillo le atravesó el cuerpo desde atrás, y entró y salió del cuerpo de Taylor Hill.
- ¡Aaaaaajjjjjjjjjjjjj! – gritó de dolor Taylor Hill mientras era apuñalada - ¡Caaaaaaaaaarlooooos! ¡Caaaaaaarlooooooos! ¡Caaaaaaaloooossssssssss Laaaaaaaaampeeeeeeee!
La herida, era muy profunda, pero quizás por la potencia sexual tras sus relaciones con los cuatro Carlos, Taylor Hill aún resistía, y pudo incorporarse hasta llegar a duras penas, y totalmente ensangrentada, ante Carlos Benavídez.
- ¿Y tu Caaaaaaaaaaaarlos Benavídez? – dijo Taylor Hill.
- Lo siento Taylor Hill, pero soy un Carlos, y voy a cumplir con mi destino de Quesón – y mientras decía esto, el futbolista, le asestó una cuarta puñalada, a la altura del abdomen.
- ¡Aaaaaajjjjjjjjjjjjj! – gritó de dolor Taylor Hill mientras era apuñalada - ¡Caaaaaaaaaarlooooos! ¡Caaaaaaarlooooooos! ¡Caaaaaaaloooossssssssss Benavídez!
Herida de muerte por los cuatro Carlos, Taylor Hill logró, sin embargo, arrastrarse por el piso, como una serpiente, mientras gritaba los nombres de sus asesinos “¡Caaaaarrrrlooosssss!”, “¡Caaaaarrrrlooosssss!”, “¡Caaaaarrrrlooosssss!”, “¡Caaaaarrrrlooosssss!”, repetía una y otra vez, llegó a una especie de balcón, y ahí fue rodeada por los cuatro Carlos que la siguieron apuñalando. Carlos Izquierdoz le dio otras tres cuchilladas en el pecho, Carlos Lampe otras tres puñaladas en el estómago, Carlos Repetto otros tres cuchillazos en la espalda y Carlos Benavídez, otras tres puñaladas en el abdomen, ahora sí, la mujer sucumbió ante los cuchillazos, cuchilladas y puñaladas de los cuatro Carlos.
Los cuatro Carlos agarraron el enorme Queso, gigantesco, que había sobre la mesa y lo tiraron sobre el cadáver de su víctima, mientras al unisono decían:
- ¡Queso! ¡Queso! ¡Queso! ¡Queso!
Los cuatro Carlos dieron por finalizada la tarea, mientras Carlos Izquierdoz agarró el cofre del millón de dólares, y repartió 200.000 dólares para cada uno de los Carlos, mientras que los 200.000 restantes irían al fondo común de los Quesones (los Carlos Asesinos).
- ¡Queso! ¡Queso! ¡Queso! ¡Queso! – dijeron nuevamente los cuatro Carlos, los cuatro asesinos, los cuatro Quesones.
Y así, con mucha sangre y mucho Queso, finaliza este sanguinario Relato Queson.

Texto agregado el 05-03-2021, y leído por 80 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-03-2021 Por si no entendiste: QUE SOrpresa QUE SOmetas a los lectores de aquí con lo QUE SOlemos esperar de ti... Oye CHE, DAR un giro a tus lácteos echados a perder no vendrá mal. MAN! CHE! GO! eRRe
06-03-2021 Qué sorpresa que sometas a los lectores de aquí con lo que solemos esperar de ti... Oye che, dar un giro a tus lácteos echados a perder no vendrá mal. Man! Che! Go! eRRe
 
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