PARAÍSO
Recordar es volver a vivir (1)
¡Caray! El tiempo pasó sin darme cuenta, sólo me agregó muchos, muchísimos inviernos. Es agradable las reminiscencias de mi lejana, lejanísima, juventud.
Muy contento, al dejar la adolescencia tuve mi primer empleo. El padre Manuelito, amable, benévolo y bonachón sacerdote católico, amigo de mi padre me aconsejó:
“Hijo, sí eres hombre de bien, honrado, trabajador, enemigo de la mentira y sobre todo tienes como guía los diez mandamientos de la Ley de Dios y los cinco de nuestra Madre Iglesia, conocerás el paraíso”.
No tuve valor para confesarle al buen cura, que en el acreditado (en ese entonces) y elegante burdel “El burro alborotado” que regenteaba doña Mariquita (qepd). Yo, ya había conocido el paraíso en brazos de una bella, bellísima, hetaira.
1- Memorias de un viejo.
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