Vio venir la muerte desde lejos y no se le dio nada, como si estuviera seguro que no le haría daño. La consideraba un ser inferior y nunca salió corriendo cuando la tuvo cerca, menos ahora que la tenía sentada en su lecho, ahora que le extendía su mano. Lo primero que se le ocurrió decirle fue lo siguiente:
-Debiste venir vestida de rojo y no de negro, te he dicho muchas veces que así no me gustas, solo por haber venido vestida así, hoy no te daré gusto.
La muerte primero se rio y luego lanzó un bostezo que dejó ver su dentadura negra, no le gustaba guardar silencio cuándo le llamaban la atención, al instante repuso:
-Donde voy a llevarte no necesito ir de rojo, así como estoy vestida me veo muy bien, es más, muchos me imitarán.
-Aun no cantes victoria - le respondió Juan sin miedo
-A ver dime qué vas a hacer - prosiguió la muerte
-Tan solo una cosa, voy a echar ambientador en el cuarto, pues hueles a cadáver y enseguida procederé a despertarme.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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