A veces... las muertes, provocan otras muertes
Llegó a su casa y prendió un pito... se quedó dormido hasta que la luna se escondió y pudo así, ver un mejor cielo, con más estrellas y sin la luz de la luna, que espanta a las demás estrellas. Sacó el auto de sus padres y se fue a la playa. Prendió un cigarro. El mar parecía enojado, incluso mirarlo le producía terror. Unas olas gigantes lo mojaban un poco, sus ojos otro poco. No sabía porque lloraba... pero seguía llorando, y le gustaba. Le producía satisfacción, pero a la vez decepción, sentía tantas cosas juntas y enredadas. Pero no sin embargo, no sabía cuál era el motivo de tantos sentimientos encontrados... apaga el cigarro.
Se fue a la casa de Matías, llegó al inicio de su destino en ese momento, pero entonces decidió irse... compró un lápiz y un papel. Comenzó a escribir acerca de la mujer amada por él... su madre, tenía un problema, lo único que sabía era que la quería, que la quería mucho... quizás más que a nadie. No había escrito ni siquiera una hoja, pero no quería soltar el lápiz. Lo único que pensaba en ese momento era que hacer, para rellenar la hoja, que ya estaba sucia y arrugada, llevaba mucho rato en lo mismo... pero sin embargo, lo pudo terminar... nunca supo el porque había escrito tantas cosas que no sentía... pero ni se le pasó por la mente contárselo a su madre, sólo él y la hoja lo sabían, al lápiz se le había olvidado... decide irse a su casa a descansar, hasta que comience nuevamente el movimiento en su hogar. Alcanzó a prender la radio y cerrar los ojos inundados de lágrimas, pero lloraba no por sentimientos ni tampoco por ingratitud... no sabía que era, pero nuevamente pareciera que le gustaba.
Al día siguiente se despertó con la maldita bocina de un Porsche... había atropellado a un niño, entonces ahora si tenía algún sentido su llanto, estaba desesperado. Era su hermano, había ido a comprarme un regalo... era mi cumpleaños, ahora no me podían decir el típico FELIZ CUMPLEAÑOS, era imposible que yo logre tener la felicidad... aunque tratara. Según él, la vida ya no tenía sentido sin su hermano, él lo era todo, la única persona de confianza que podía tener. Salió a caminar. A reflexionar un rato acerca de lo que le había pasado. Nunca había llorado tanto rato, le preocupaba la idea de no poder parar el llanto. Comenzó a llover, pero él se mojaba más de lo que la gente se podía mojar, sus ojos pararon de tirar agua apenada, de un momento a otro. Pero, el se tiró en la calle y comenzó a dormir. Eran las 5:15 de la tarde, mucho tráfico, pero alguien durmiendo en medio de todo eso...
No quería seguir viviendo. El sabía dentro de todo que no podía terminar todo allí, así que decide prender un cigarro y tirarse en el pasto de su casa. Se paró de un momento a otro. Salió corriendo sin destino... de repente llegó a la playa, llena de rocas y gaviotas alimentándose. Siguió corriendo hasta no poder más. Esta vez también decidía su cuerpo... descansar un rato, sentía que él nunca decidía nada. Sui cuerpo lo tenía dominado, cuando le decían que debía ser al revés... el dominar al cuerpo... quería hacerlo, pero no podía, pareciera que nunca pudo. Siempre lo intentó... hasta que lo encontraron colgado del techo de la pieza de su hermano... esta vez pareciera que también había sido dominado...
FIN
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