No era de armas tomar, pero las tomó y aprendió a manejarlas de la misma manera que manejaba la pluma. Al principio le dio miedo, pero después se tomó confianza y fue capaz de disparar a todo lo que se moviera. En el fragor de la lucha aprendió a matar para que no lo maten. No se puede dudar ni parpadear porque eres hombre muerto. Bryan no nació para la guerra pero la maldita guerra lo reclutó sin pedirle permiso siquiera.
Bryan nació para la música; le fascinaba tocar la guitarra eléctrica y escribir canciones de amor. Le gustaba el rock y era muy feliz componiendo y cantando sus propias canciones. En la guerra fue un buen soldado, cuando tuvo que matar mató, perdió hasta la cuenta de todos los que tuvo que matar por defender la patria.
Un día la guerra lo puso entre la espada y la pared y por no dispararle rápido a un amigo de la infancia, este le lanzó una granada más pronto; de haberle impactado en el cuerpo habría muerto en el acto. La granada estalló muy cerquita. Sus compañeros lo evacuaron al instante. Después de batallar con la muerte le ganó la lucha. Fueron muchas las cirugías, las heridas, gracias al cuerpo médico no se infectaron. Tenía que vivir y sobrevivió cuando nadie creía que se salvara. Ahora escribe su historia de la guerra. Agarra el lapicero con los dedos de su pie derecho. La patria lo condecoró con la medalla al mérito, medalla que Bryan no quiso que la la pusieran en su pecho, pues la herida del corazón aún no ha cerrado.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA