Con las ganacias obtenidas por la venta de mi último libro “Influencia del poroto de Soja en la decadencia intelectual de Occidente”, pude comprar un departamento en el piso quince de un lindo edificio ubicado en el barrio de Belgrano,más exactamente en la zona de “La Imprenta”.
No es lujoso, pero son cuatro ambientes muy aptos para un profesional como Yo.
Destiné el más grande,con vista a la calle,para mi taller. Otro bastante amplio,como dormitorio,el siguiente como Living Comedor y el otro,también grande,para mi perro Renato y sus circunstanciales amigas.
Desde que me mudé hace tres meses,paso muchas horas del día trabajando en el taller,elaborando mi próxima obra que se llamará “Castración punitiva,solución ética para la explosión demográfica”.
A través del amplio ventanal,tengo una excelente visión de lo que acontece en los departamentos del edificio de enfrente.
No es que me concentre en la vida privada de mis vecinos,sino que,tratando de encontrar una forma digerible de “ética” y “punitiva”,paso largos ratos paseando visualmente por el entorno exterior.
Así fue que advertí ,que calle de por medio, en el departamento ubicado justo frente al mío, sucede algo que me tiene preocupado.
Se trata de un “dos ambientes” con amplios ventanales que dan al balcón.
Por lo que he podido observar,está habitado por lo que aparentemente es un matrimonio de mediana edad.
La mujer estará rondando los cuarenta y el hombre no debe superarla en más de dos o tres años.
Ella es rubia,de buenas formas y cuando sale a la calle,después que su marido,luce elegante y seductora.
El departamento permanece vacío durante varias horas.Tiempo que,deduzco,es en el que sus habitantes están en sus empleos.
Al anochecer,llega primero la señora.Permanece un rato fuera de mi visión y reaparece en el Living,vistiendo una larga bata,con una máscara de crema en su rostro y un protector plástico en su cabello.
Como en un rito,se acomoda en un sillón frente al televisor,manipula el control remoto y comienza,lentamente,a beber pequeños sorbos de un vaso de whisky que momentos antes colocó sobre una mesita ratona.
Al rato,estimo pasadas dos horas,llega el marido.
Ingresa al living,verbaliza un saludo y se inclina hacia la mujer con intenciones de besarla.
Se queda un breve lapso contemplando a su esposa absorta en el televisor y luego se dirige al dormitorio.
Deja sobre la cama su portafolios,se quita el saco,se afloja la corbata y lentamente abre la puerta del balcón.
Levanta la pierna izquierda, se monta en la baranda y se arroja al vacío,no sin antes dirigir una mirada al ventanal del living.
Todos los días la misma rutina.
El sale.Ella lo hace luego,elegante y seductora.
Ella llega.bata,crema,protector de cabello,televisor,vaso de whisky.
Entra él ,saludo,intento de beso.
Mirada,portafolios,saco,corbata.
Baranda y se tira del piso quince.
Todos los días lo mismo.
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