¡Si hubiera podido olvidar!

“Las cicatrices no me lo han permitido”

Esas mañanas de incomprensión.

Perdida en una maraña de dudas, de impotencia.

El pasarme de anestesia, los segundos que mi cerebro se quedo sin oxigeno.

No le da derecho a tomarme sin mi consentimiento.

Dices, cuentas, pides ayuda a más de uno.

Solo recibes las sonrisas de la familia dejándote desamparada.

Con limitados reclamas, te enfrentas a tu agresor con desesperación.

El se disculpa diciendo que no sucederá nunca más.

Pero al día siguiente te golpea duro la ultrajante realidad.

Ella lastima por que no puedes comprender .

¿Cómo puede ese ser herirte si es alguien que amas?

“Incapaz de hacerte entender”

Luchas con ahincó para despejar las brumas de la mente.

¡No tiene derecho!

El dolor lacera los sentimientos , las entrañas.

Las consecuencias de su proceder tuvieron resultados catastróficos.

La medicación radiactiva tenia secuelas tristemente funestas.

El estado me obligaba hacer lo que nunca hubiera hecho por voluntad.

¡Esas heridas marcaron mi vida!

Dejaron huellas irreparables.

Perdí la confianza.

Años que dormía protegida para que no se reiteraran los desmanes.

Aprendí que mi única defensa era yo misma.

El cielo lentamente fue otorgándome la luz.

Mi mente salió del limbo de incomprensibles tinieblas.

Paulatinamente fui recuperando mis recuerdos, mis fuerzas, mi libertad.

Desterré de mi entorno al villano que se aprovecho de mi vulnerabilidad.

Tome el timón de mi futuro.

Mis palabras recuperaron el sonido firme y terminante.

Lo que más costo fue matar ese amor traicionero.

Se que al hacerlo una parte de mi murió al conseguirlo.

Años pasaron de noches de lagrimas y suspiros de desilusión.

Un día al verlo comprendí que solo era un extraño.

No existía ni amor, ni odio.

Había triunfado al fin la indiferencia.

CAL.COR