Volver sobre las palabras, amigas siempre. Se ha intentado encontrar, otra vez una puerta en la fantasía, pero dura poco, y otra vez la tormenta de arena que ahoga los pulmones, vuelve a su trabajo. En medio del camino, junto al río, se encontró con el poeta chileno; lo vio venir encorvado, mirando al piso, como perdido en sus pasos. Al pasar cerca, no lo ha reconocido, ha tenido que llamarle la atención, al mismo tiempo que se ha bajado la mascarilla para que pueda reconocerlo. El poeta vende libros. El diálogo tiene fricción. Le pregunta al poeta sobre cómo está la venta de los libros. La mirada del vate, se ha tornado triste, no por la preocupación de la mala venta; más por la pregunta fuera de toda profundidad de existencia. La respuesta sale como cuchillo; al final ha dicho que eso le importa poco; ahora su cabeza está perdida en medio de la vorágine de un mundo descarrillado a alta velocidad; no hay tiempo para nimiedades, sobrevivir ahora es algo más que tener dinero para comer; sobrevivir es mantenerse poeta en medio de tanta podredumbre.
Al final, una despedida apurada del poeta, que parece caminar hacia otros soles.