A mis amigos por su viaje temporal a través
de las imágenes. En un pasado que nos
pertenece, que nos asombra y que a la vez
nos deslumbra.


¿Dónde estoy si ya no me veo más en los espejos?
He perdido el reflejo que lo que un día fui,
perdido entre el cruel olvido que me ciega
y una inconsciente idealización creadora
que viene forjando mi propio imaginario.

¿Dónde podré ir a buscarme entonces?
Obnubilado por un ego que no es más mío
extraña identificación que me representa,
aún sabiendo que se distanció tanto de mí
que a veces dudo si no ya hay otro en mí.

¿Dónde se perdió mi extraviado ego?
ese hermano peregrino de mi propio viaje,
la sombra de mi luz, la luz de mi sombra,
el fiel escudero siempre a mi propia vera
que un día se rezagó, perdido en el tiempo

Donde ese yo presuntuoso, mayestático,
anclado arrogante en su tiempo presente,
abjura desafecto de su difuminado pasado
cegado por las luces de un dudoso ahora,
repintado con las capas del forjado barniz.

Donde menos se espera podemos estar,
tal vez en el interior de nosotros mismos,
en la profundidad de un recuerdo olvidado,
lejana memoria relegada a la desmemoria,
obligada distancia por una fenda temporal.