Esa Pequeña Voz
Nazareo Mellado



No hay nada más presente y a la vez tan ignorado para la mayoría de nosotros, que la presencia de esa pequeña voz interior. Esa vocecita, sin sonido, que articula pensamientos en el tono exacto de nuestra voz. Esa pequeña voz que antecede, una fracción de segundos antes, lo que vamos a decir. Esa voz que se siente con el derecho de sugerir, actitudes diversas a diversos escenarios cuando estamos inseguros o nerviosos. Esa pequeña voz interior que es capaz de entretenerte con largos monólogos de reflexión profunda. Esa pequeña voz que parafrasea un texto , en el mismo tono que Homero Simpson para arrancarte una sonrisa de los recuerdos o que puede imitar el tono de Neil deGrasse, para comunicarte una epifanía inesperada. Está tan presente en nuestra cabeza que llegamos a creer que somos nosotros mismos.

Esa pequeña voz que Ferdinand de Saussure (1)(1857-1913) –fundador de la lingüística moderna el padre de la lingüística estructural– bautizó como el "significante", ese extraña representación auditiva del pensamiento que podemos advertir cuando nos hablamos a nosotros mismos mentalmente.


Y que Piaget (1896-1980) denominó el lenguaje interiorizado, el pensamiento interior que supone la utilización de los signos verbales del lenguaje en el niño y cuya aparición da comienzo al pensamiento propiamente tal y al principio de la socialización de la acción por parte del individuo.

Esa pequeña voz que describió, magistralmente, muchos siglos antes Agustín de Hipona (354-430)

“Observemos el desarrollo interior de nuestras ideas. Mientras reflexiono sobre lo que voy a decir, la palabra está dentro de mí; pero, si quiero hablar contigo, busco el modo de hacer llegar a tu corazón lo que ya está en el mío.

Al buscar cómo hacerla llegar a ti, cómo introducir en tu corazón esta palabra interior mía, recurro a la voz y con su ayuda te hablo. El sonido de la voz conduce a tu espíritu la inteligencia de una idea mía, y cuando el sonido vocal te ha llevado a la comprensión de la idea, se desvanece y pasa, pero la idea que te trasmitió permanece en ti sin haber dejado de estar en mí.”

Esa pequeña voz que –que a mi parecer– no es otra cosa que una construcción cerebral, que nos acompaña toda la vida desde que aprendemos a preparar la vocalización de nuestro idioma. Un mecanismo que nos ayuda a establecer la coherencia de lo que deseamos decir antes de que lo digamos. Un mecanismo de ordenamiento secuencial de las ideas.






(1) Saussure estableció una serie de definiciones dualistas que permitieron acotar el objeto de estudio de la lingüística, separando de la lengua propiamente tal, las dimensiones de la gramática, del habla, del pensamiento y los factores sociales que inciden en la evolución de los idiomas. Para Saussure, la lengua, desde el punto de vista de su organización interna, podía ser considerada como un sistema de signos, construidos a partir del "significado", que correspondería a la representación mental de la realidad, la interpretación del concepto y el "significante", como la representación mental acústica de un signo. Esto es coherente, con el hecho que un mismo significado en distintas lenguas tiene distintos significantes, como es por citar un simple ejemplo el significado de tree/árbol para sus significantes en inglés y español.