hoy tuve un día bueno: en la mañana, antes de salir, me despedí de mis padres y de mi hermana, a quien le dejé la mesa lista para que tomara desayuno y se fuera a la escuela. Salí temprano, por lo que no tuve que correr para llegar a la hora... (¡¡Afírmense!!)... El sol brillaba por sobre las cimas de esa nevada cordillera... (Sólo se escuchan gritos)... y el cielo despejado hizo presagiar un día primaveral... (el cielo, eso veo, el cielo)... En clases estuve con mis amigos. Las materias fueron dinámicas y entretenidas, incluso di mi opinión... (mi opinión es que estas cosas no deberían pasar)... Durante el almuerzo, bromeamos con mi grupo de amistades y nos reimos de esto que se llama vida... (adiós vida)... y en la tarde, tras la última clase, me fui caminando con mi novia a tomar la locomoción (ahí estoy ahora)... Por el camino llamá a mi mamá, avisándole que llegaría en un par de minutos... (que gran mentira)... Me despedí de ella con un beso tierno y romántico... (el último que daría)... y la vi alejarse, mientras me hacía adiós con su mano. Los asientos eran cómodos, rellenos de gruesa y buena espuma ... (que ahora me rodea y asfixia)... La carretera apareció frente a nuestros ojos y la velocidad aumentó de inmediato... (sin embargo, ahora la velocidad es nula)... Tenía miedo (ya ni eso tengo), siempre le había tenido miedo a la velocidad (y ahora sé la razón)... El chofer no vio el resplandor (por desgracia yo si), no escuchó el ruido (y sólo eso me suena en mi interior)... el rechinar de lar ruedas metálicas en la línea, anunció que algo malo ocurriría (y así ocurrió)... La estampida fue brutal y macabra. La velocidad, fuerza y potencia del tren nos arrastró varios metros. ¡¡Afírmense!! dijo uno de los pasajeros y luego vino una oleada de gritos. Quedé de espalda en el suelo, mientras los asientos se despedazaban y caían sus tripas livianas y espumosas a mi alrededor. Vi una estrella que brillaba más que las demás y sin saber porque, recordé a mi madre con su sonrisa alegre. Seguramente me está esperando. Te quise mucho mamá, papá, amigos, todos, pero llegó el momento de mi despedida terrenal. Cierro los ojos en calma, y al mismo tiempo mi corazón deja de latir atravesado por ese enrome y ardiente fierro. Lo último que vi fue esa estrella en el cielo.