Establece Hawkins en su Conjetura de Protección Cronológica que el viaje por el tiempo no es posible, porque de serlo, el Presente estaría lleno de visitantes del Futuro. Y en la ausencia de estos ve Hawkins demostrada su teoría. Pero se equivoca.

Los visitantes del Futuro son bastante más abundantes de lo que podría suponerse, aunque son muy tímidos y por eso muy difíciles de reconocer. Su principal característica es que viven continuamente angustiados porque sólo pueden sobrevivir con recursos que necesitan traer del Futuro. A través de gente como yo.

Desde un puesto de observación privilegiado (mi sillón de Gerente de Recursos Humanos), los reconozco cuando empiezan a dar vueltas alrededor de mi oficina, con paso vacilante, con rostro demacrado, con mirada suplicante, sin decidirse nunca a entrar. Pero faltando una semana para fin de mes empiezan a aterrizar, y tras algún comentario banal, preguntan con voz apenas audible:

—Señor Días, ¿no podría darme un adelanto?