El hombre sensato se adapta al mundo.
El hombre insensato insiste en intentar
que el mundo se adapte a él.
George Bernard Shaw
Opus 1: El silencio exultante
Cuando es el mismo silencio el que grita,
es la misma voz que se omite, que se calla,
el discurso que nos presagia nuestra condena,
el cruel anticipo de un predestinado karma,
el preanuncio de una atroz y mortecina elegía.
Opus 2: la anómala revelación
La vida se nos vuelve una ciencia exacta,
la secuencia de la más desvariada actitud,
la anunciada anomalía por una atroz sordera
la inconfidente realidad que no nos cuadra,
la que no nos asusta es la que nos debería avisar.
Opus 3: la muerte disfrazada
Pero hemos revestido a la muerte de vida,
solemne invitada de nuestra propia fiesta,
la trivial mentira que guía nuestros actos,
consejera letal para nuestro libre arbitrio,
el camino inverso para una solución cabal.
Opus 4: el celebrado autoengaño
No nos duele el dolor que no se siente,
no se siente la insensatez que nos hermana,
no nos pesa en la consciencia el desvarío,
el libre espíritu de la manada que nos guía,
que nos conduce irremediablemente al fin.
Opus 5: la sentencia sin sentido
En el centro de una enlutada corona de flores,
la sinrazón entre la incerteza y la invisibilidad,
anuncian las danzas de la muerte y revelan las caras,
las anónimas identidades ganan ahora notorio nombre,
un paradójico final ante la víspera del esperado final.
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