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La silla, la maravillosa silla, ahí está. Me siento en ella y comienzo a sentir, siento lo que ese bebé siente.

El producto fue todo un éxito desde los primeros días: El teatro se llenó para sentir lo que pasaba en el escenario, el primer mes fue el bebé, las lágrimas, la felicidad al chupar los senos, la forma en que pasaba la leche por la garganta.

Toda la experiencia sin dejar marcas en sus cuerpos.

El segundo mes dividimos el teatro en dos y programamos una pelea. Fue especial, porque cuando te conectan, puedes sentir como se dan los golpes o como se reciben, puedes oler la sangre que sale de la nariz de los peleadores, el mareo al recibir un golpe en la sien, el cuello lastimado, el cansancio.

Toda la experiencia sin dejar marcas, una vez terminada la función el público puede levantarse y volver a su casa a ver el noticiero como si nada, pero siempre sabemos que volverá para sentir un poco más, para sentir como siente alguien más.

Los socios eran felices, el dinero llegaba por camionadas, la gente pagaba meses antes para poder entrar, las boletas eran caras, el mantenimiento necesario era mínimo, solo limpiar los sensores de las sillas cada 3 sesiones y poner sensores en el cuello y la espalda de los encargados de sentir en el escenario.

Los números eran cada vez más variados y sofisticados: Un hombre llamaba a su novia, antes de subir le ponían los sensores y cuando ella estaba en el escenario con todos los sensores encima recibía la noticia de que él quería dejarla, una mujer masturbándose, un hombre y su perro, una niña de trece años siendo tomada de manera violenta por cuatro hombres encapuchados, una mujer casada recibiendo latigazos de un hombre mientras su marido observaba, los números cada vez eran más perversos, pero siempre eran sugeridos por el público.

Lo que quieras sentir se te puede proporcionar, ¿quieres saber lo que se siente un tumor, un cáncer, una inyección de morfina, pero quieres volver al trabajo, al estudio o a tu país mañana temprano? Se te puede proporcionar, tendrás todas las experiencias y ninguna de las consecuencias, los sensores están en las sillas y el sistema nervioso recibe todos los impulsos a través de estos.

Puedes colocarte en esa silla, escucharme hablar y sentir por mí, sentir todo lo que siento, todo gracias a este producto. Es en serio, solo tienes que sentarte.

Siéntate y siéntelo. Es una oportunidad única entrar a un espectáculo de esta magnitud.

Cada día una persona sube al escenario y representa una fracción de la gama de emociones humanas que no has disfrutado jamás, emociones de todo tipo. Todas las que desees conocer.

En mi cuarto me preparo para la siguiente función, mirando las fotos, leyendo las cartas, pensando en todo eso que me ha pasado, en todo el tiempo que ha pasado desde la ultima vez que te vi.

Esta noche habrá algo completamente nuevo para el público, algo que muchos esperaban con ansía, la sensación más intensa de vértigo que es posible sentir. Todos los asistentes han firmado un contrato de aceptación para el primer espectáculo de este género, porque va más allá de lo que se ha visto en el teatro jamás.

La luz es demasiado amarilla, he tenido que vomitar demasiado, estoy aterrado de las consecuencias de mis acciones, no siento que sea capaz de esto. Estoy tan triste como el día en que me dejaste, pero ya no siento que esté tan triste como lo necesito, no para esto. Esperar para poder hacerlo en público me aterra.

Subo al escenario y entro a la tina, un asistente la llena de agua tibia y me coloca los sensores, los prueba pellizcándome. Ahora ante los ojos de todos los asistentes tomo una cuchilla sin higienizar y realizo una incisión profunda en la muñeca de mi brazo izquierdo. El asistente me colabora con la mano derecha mientras el público entra en éxtasis.

Siento un dolor intenso, miedo, tal vez soy demasiado cobarde para haberme arriesgado a morir así, pero mis fuerzas para evitarlo se fueron hace mucho. Quisiera gritar, pero ya no puedo. Solo puedo pensar en ti, en lo que sucedió con nosotros. Pasé por tu vida y la experiencia no dejó rastro, paso por la vida y muchos me vieron vivir, sin que los afectara demasiado mi presencia, muchos más de los que quisiera me ven morir, pero pronto no les importará, mi vida y muerte serán solo un instante. Toda la experiencia pasará sin dejar marcas.

Te veo sentada. Gracias. Siéntate y siéntelo... por mí.

Texto agregado el 04-10-2004, y leído por 216 visitantes. (1 voto)


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