Polvaredas se levantan por tu corteza salina mil y una flores escondidas en semillas esperando la gota de agua que las salve. Tu noche estrellada límpida mira a los seres con hambre de dudas de sentido. Como un animal agazapado en el fondo de tu mente en la milimétrica de tus manos. Te vas encima o aguardas el momento más propicio para invadir con soledades. Siempre puro, casi infinito tu aridez perenne con calor y frío sostiene los bichos que en tí se cobijan. Mis poros te reciben, creces en mí, te expandes inspiro y exhalo desierto.
Texto agregado el 04-10-2004, y leído por 352 visitantes. (12 votos)