Las ovejas verdes (y estoy de acuerdo en que es un color bastante notable para una oveja, aunque aparentemente es el resultado de comer abundante pasto), se constituyeron en asamblea y acordaron recaudar fondos para preservar las grandes reservas naturales del mundo, a saber:

El bosque húmedo neocelandés.
Los Everglades americanos.
La selva amazónica.
La selva entre las nubes australiana.
La reserva del Manu peruana.
Las islas Galápagos.

Y otras muchas selvas, bosques y pantanos diversos.

Una oveja razonable les hizo notar que esas selvas, bosques y pantanos estaban muy alejados de su pradera; y aunque era una causa loable, sería más útil si esos fondos los destinaran a preservar la susodicha pradera.

La trasquilaron.

Otra oveja razonable (aunque sea difícil de creer, hay varias ovejas así) les hizo notar que preservar esas selvas, bosques y pantanos era una causa loable, pero que sería más útil destinar dichos fondos a la asistencia de las ovejas más viejitas, que no tenían ni dónde pasar la noche ni fuerzas para conseguir qué comer.

También la trasquilaron.

Mucho tiempo después, las selvas, bosques y pantanos antes mencionados lucían majestuosos. Pero ya no quedaba ni una triste oveja pezuñenta en la pradera (ni siquiera una verde), que pudiera irlos a visitar.