Hermosa me volvía a tus ojos del alma
aun sabiendo que los años pasaban,
tan dulce sonaba tu voz enamorada
que mis oídos a dudar no alcanzaban.
Mis noches iluminan tus ojos del alma
consciente de otrora y que ya no están,
que pequeña vislumbro la ruta trazada
deshaciendo lo andado con celoso afán.
El tiempo no extingue tus ojos del alma
y aunque sensata me vuelvo a encontrar,
no lo niego, extraño esa dulce locura
que el destino (orgullo) nos retó abdicar.