Según las leyes de la probabilística hay un 0,001 de posibilidades de que nos toque la lotería extraordinaria de Navidad si llevas un boleto de cualquier número. Con una tasa de incidencia de doscientos por cien mil tienes un 0,2 por cien de posibilidades de coger el covid. Es decir sería doscientas veces más probable coger el covid que el hecho de tocarte la lotería- el premio gordo, me refiero. Pues bien, ni me tocó la lotería, ni tiene uno síntomas activos del coronavirus por el momento. También hay estadística sobre las posibilidades de ser atropellado por un coche y cosas por el estilo. Los seguros lo saben.
Pero que te pille un coche y en la caída encuentres un boleto premiado e impregnado de covid con el que te contagias debe andar por el 0,000000000000000001 por cien. Pues bien esto es cabalmente lo que ha sucedido a uno de aquí del barrio. Ni te cuento que encima le pase a un sujeto de Carabanchel, a efectos estadísticos, digo. El golpe fue leve, el boleto está en trámite de cobrarlo y en lista de espera para vacunación. Un milagro, ya digo. Entendiendo por tales, en términos lógicos, los hechos producidos cuando su posibilidad de producción es de una magnitud tan despreciable que no se debe de tener en cuenta, no de que haya intermediación de dios.
Pero lo más gracioso del caso es que el autor del atropello quiere participación.