Respiro con una bolsa
de plástico que cubre mi cara.
Te beso y no siento nada.
No siento ni siquiera mis labios.
Como las flores
esperaste el vuelo,
y en el letargo del aleteo
el néctar se hizo
amargo.
Corren por el aire
devorando silencios,
huyen desesperadas las pasiones.
Corren sin poder
llevar el paso,
de recordados acordes ascendentes.
La cacería de la rutina
se tiñe de rojo,
y el corazón montado
por la rabia,
jadea en la torturada sordera
del aprendiz de pianista.
Los escucho modular la amargura
de adagios y maldiciones.
Se duerme la noche
entre sonidos inteligibles,
con el asco de encontrarse
con románticas canciones.
Y es que ya se ha desperdiciado
demasiada humedad
entre las sábanas,
que reclaman urgente
melodías indecentes.
Texto agregado el 26-12-2020, y leído por 145
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
24-06-2021
Bravooo,un acierto descubrir tu hermosa poesía.Felicitaciones!! plumi
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