Sueño con acordes insensibles,
Que me alejan de las ondas y las plazas,
Veo ataúdes, que flotan entre espumas
Y bailan como voces en lo oscuro…

¿Porqué me gritara esta imprudencia
Vestida, entera de suicidio?
A mí!! "El más corazonado de los hombres",
Que me doblo hacia las flores como un pellizco azúcar.

Si, es así, a veces me llama el desatino
Y me pinto de suicida.
Acaricio con violencia a toda vía,
Y me veo volando entre los trenes.

Y me siento,
Con bronca de hacharme los costados;
De ladrar y arrancarme todo el codo
Que se dobla huracanado entre mis sienes.

Sé, que extrañaran mis mates cafeinados,
Mis abrazos, y mi andar de margarita,
Que la plaza en ese día se vestirá de llanto.
Por la falta del charango adormecido.

Sé que mi madre,
Ahogara a la tierra entre sus brazos
Mis hermanos, cantaran desconsolados
Junto mi padre partido como un árbol.

Mis amores, oprimirán entre sus manos
Algún estupido recuerdo.
Y mojaran los salitrales pañuelos
Con sus lágrimas podadas por angustia.

Mi bicicleta, llorara doliente y desolada
Con el asiento yerto y arrancado.
Mi perro, no ladrara esa madrugada
Y el pino de la puerta, se quedara sin abejas

A algún amigo se le irá, de ojo la pouchera
Y enterrara a mi rostro, ahí nomás de las tarimas,
Junto con sus amigos-perros.
Corrompidos, esparcidos y aplastados…

No me alcanzarían, ni las cartas ni las manos,
Para gritar ese adiós que no me arranco
Por el amor que siento hacia este mundo,
Por el amor que brota desbocado.

No es mi esencia, ir regando tan temprano
Este puñado de huecos sobre las flores que extirpo
Sin dejar entre los hilos mis retoños,
Tejidos con mis manos y acertados en el vientre.

Madre tierra no me sueltes, padre sol, aquí me clavo.
Si algún día pego el salto y atravieso los tápiales,
Va a ocurrir cuando me llames, que seguro estaré listo…
Pero hoy, hoy no es día de morir ni suicidado.