Inicio / Cuenteros Locales / atolonypico / Expectativas autorrealizadas.
- Qué quieres ser de mayor- preguntó la enfermera para distraerme del pinchazo aquel que estaba a punto de propinarme en el culete.
- Loco- contesté.
Y era cierto. Me atraía la idea de formar parte de aquel mundo marginal. También me dio tiempo a ver un cuadro de Rembrandt- una copia obviamente- relacionada con aquel ámbito misterioso de la medicina que se abría ante los ojos de un infante tan poco convencional como era uno.
Al galeno le dio la risa.
- Te gusta el cuadro- me preguntó.
Aquella lección de anatomía podía estar muy en consonancia con el lugar en que nos hallábamos pero aquel muerto cerúleo que reflejaba no era para salir de allí muy optimista ni concebir muchas esperanzas de sanación.
Y ya, cuando empecé a patalear ante la expectativa de la punción, me miró fijamente y me dijo muy seriamente que los locos eran gente valiente y que a ver si iba a ser yo excepción que sumiera en el descrédito a tan importante gremio.
El caso es que me dolió bastante, pero como no quería ser un loco miedica me aguanté las ganas de quejarme.
Lo que son las cosas, la vida hizo que ya en su vejez nos volviéramos a encontrar. Estaba sentado en un banco de los jardines del hospital donde había trabajado. Yo había acudido a un control rutinario y me estaba comiendo un bocadillo tranquilamente en aquel banco. Hilvanamos una conversación corriente, llena de tópicos, pero cuando me contó la anécdota no me podía creer que tuviera delante al mismo médico. Y así se lo hice saber. En lugar de mostrar descrédito, me volvió a mirar fijamente y dijo.
- Y qué, erraste la carrera de loco.
No tuve más remedio que hacerme el cuerdo, más que nada por no contrariar al hombre, pero me daban ganas de hacerlo partícipe de que lo había logrado.
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Texto agregado el 16-12-2020, y leído por 68
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