Había un pez muy diferente a los demás, siempre se mantenía en silencio y muy serio. Era un pez color dorado, su boca media grande, ojos de color azul pequeños. Su cola era un poco más larga que las demás y lucía más reluciente que las demás, hasta los peces le tenían envidia porque querían ser como él.
Un grupo de peces como de 4, estaban conversando, hablando sobre aquel pez que ellos deseaban ser. Y se decían unos a otro:
- Que dicen si nos acercamos a aquel pez y hablamos, a ver ¿Qué les parece?
Contestó uno de ellos:
- Sí, vamos a hacerlo, a ver qué nos dice.
Fueron y se acercaron al pez dorado. Y le preguntaron:
- A ver caballero, ¿Qué le trae por aquí?
Se quedaba callado sin decir palabras, y le seguían insistiendo:
- ¿De dónde vienes? ¿Cuáles son tus padres?
Y otros seguían preguntando:
- ¿Dónde naciste?
Le hacían un interrogatorio de preguntas, sin embargo, él no le contestaba nada.
Al ver qué no decía ni una palabra, uno de los 4, o mejor dicho, los 4 se pusieron furiosos contra él y querían golpearlo:
- ¡Entonces, cómo no nos responde, veremos si con los puños nos respondes!
Cuando ellos intentaron lincharlo, pensaban que lo iban a lograr, no sabían esa técnica que el pez silencioso tenía, que era poderoso, y era que no lo podían tocar, porque venía una fuerza de él que lo protegía, y por fin les dijo la primera palabra:
- Todo aquel que se quiera meter conmigo no lo logrará, si piensan que me harán hablar, ¡jum!, ustedes están muy equivocados.
Solo esas palabras dijo el pez silencioso.
Ellos al ver qué no podían, se decían entre sí, unos a otros y se preguntaban:
- Y, ¿Qué es esto? ¿Cómo él lo logra? Aún no entendemos nada. ¡Es un brujo, vámonos de aquí rápido!
Por último, le dijeron para asustarlo, pensando que lo iban a asustar:
- ¡Viene una ola muy fuerte, cúbrete!
El pez dorado nunca tuvo miedo, fue valiente hasta el final, hasta vencerlos a ellos. No vino ninguna ola, era todo un invento para que el pez dorado se asustara, no lo lograron.
No tuvieron otra opción que irse de allí hasta dejar solo al pez dorado. Este entró a su casa, a su cueva. |