El policía uniformado salió corriendo de su casa hasta la patrulla que se encontraba solo unos metros adelante. Abrió la puerta del copiloto y le espetó a su compañero que esperaba al volante:
-¡Pícale cabrón, es una emergencia!
-¿Recibiste llamada? El radio no sonó. ¿A dónde vamos?
-¡Arráncale!, te voy diciendo, es como a dos kilómetro de aquí, en una ferretería muy grande que está sobre Aquiles Serdán, frente al CCH El Rosario.
Sin preguntar más, el que conducía enfiló hacia el lugar indicado. En cuestión de minutos estarían ahí.
-Solo ten mucho cuidado con el tránsito, Juan – dijo el que había anunciado la emergencia.
-¡Pinche Lázaro!, cuando menos dime quién te llamó para saber qué pedo tenemos.
-¡Oh!, no te esponjes, orita que lleguemos vas a saber.
Juan abrió la sirena y todos los autos comenzaron a abrirles paso.
-¡Qué chingón es ver cómo todos se abren cuando llevas prisa! – alardeó Lázaro.
Tardaron poco menos de cinco minutos en hacer el recorrido.
-¡Ahí es, estaciónate!
Se plantaron exactamente frente a la ferretería.
Lázaro abrió su portezuela y ladró:
-¡Ya vengo! ¡Espérame aquí!
-¡No mames! ¿Y yo que hago?... ¿Qué no es peligroso?
-¡De momento no, aguántame ahí!
-¿Qué va a hacer este cabrón?
Se quedó nervioso tras el volante, esperando a que el otro volviera; sin embargo, alerta para cualquier eventualidad, con la mano derecha sobre la cacha de la pistola.
Lázaro tardó entre seis y siete minutos en regresar. Traía algo entre las manos y batalló un poco para abrir su puerta de la patrulla.
-¡Ora sí, vámonos en chinga de regreso!
-¿Qué pasó? ¿Para qué son esas pinches mangueras?
-¡Ah, Juanito!, con estas mangueras coflex, voy a arreglar la fuga de agua del lavabo del baño de mi casa y mi vieja me va a adorar. ¡Métele, pareja y abre la sirena!, que si no queda reparada la fuga, esta pinche noche me toca dormir solo.
*coflex: marca de una manguera metálica que sirve para conectar el agua a lavabos y fregaderos. |