Érase una vez, en un lejano bosque en lo alto de la montaña vivía un gigante llamado Tom solo y triste. Porque todos los animales del bosque le tenían mucho miedo.
Pero un día Jacinto estuvo paseando por el bosque con su pequeño perro manchas, ellos iban caminando muy felices y en el camino encontraron algo.
- ¿Qué es esto? Se preguntó Jacinto.
- Déjame ver manchas…
- ¡Mira manchas! Es un mapa del tesoro, vamos a encontrar un gran tesoro.
Y así continuaron su camino guiados por el mapa que habían encontrado. Y en su primera parada encontraron un mono.
- ¡Que tú!
- Así es, soy un mono que con mi habilidad te ayudaré a obtener tú alimento y los frutos del árbol, y no pasaran hambre, tienes mucha razón monito - dijo Jacinto-
Está bien vamos y continuaron su camino siguiendo el mapa que habían encontrado porque quería encontrar el gran tesoro.
En la siguiente parada encontraron una cueva y en esa cueva encontraron un oso muy grande.
- ¿Qué Tú?
- Si yo, soy un oso muy grande que te ayudaré a escalar altas montañas y te protegeré de los peligros del bosque.
- Tienes mucha razón oso, vendrás con nosotros.
Y siguieron su camino, guiados por el mapa del tesoro que habían encontrado.
En el siguiente punto, encontraron en un árbol una linda ave.
- ¿Qué tú? -Dijo Jacinto-
- Si Yo, soy un ave que te ayudaré a encontrar ese gran tesoro que estás buscando.
Así que continuaron su camino guiados por el mapa del tesoro.
El siguiente punto, era subir una alta montaña.
- Déjenme ver primero - dijo el ave –
- Tal vez allá arriba está el gran tesoro.
Y subió solo el ave para poder ver, un tiempo después el ave regreso y dijo:
- ¡Escuchen, escuchen! arriba en la cima hay una gran cabaña.
- Vamos oso - dijo Jacinto-
- Es hora de que me ayudes a subir es alta montaña, por favor ayúdame.
Así todos empezaron subir y ¡oh sorpresa! Que se llevaron cuando llegaron a la cima de la montaña.
Muy despacito se acercaron a esa enorme cabaña y se dieron cuenta que dentro de la cabaña vivía un gigante muy triste y solo.
Todos los animalitos se empezaron a desesperar.
- ¡Vámonos, vámonos!
- Nos comerá…– dijo el mono-
- Esperen, esperen - dijo Jacinto-
- Tenemos que averiguar qué le pasa.
Así que Jacinto toco la puerta, y el gigante respondió.
- ¿Quién es?
Cuando abrió la puerta no vio a nadie.
- Hola, aquí abajo – Dijo Jacinto-
- ¿Que buscan aquí?- Dijo el gigante.
- Queríamos saber porque estas tan triste- dijo Jacinto-
- Es que nadie en el bosque quiere ser mi amigo.
– Dijo el gigante-
- Pero porque crees eso –dijo Jacinto-
- Porque cuando salgo a pasear en el bosque todos huyen y corren despavoridos y se esconden pensando que los comeré y yo no soy malo. – dijo el gigante-
Los animalitos se quedaron muy avergonzados por lo que el gigante les había dicho.
- No te preocupes más –dijo Jacinto-
- Desde ahora nosotros seremos tus amigos, ¿cómo te llamas?
– Dijo Jacinto-
-Yo me llamo Tom. -respondió el gigante-
Finalmente Tom el gigante y Jacinto empezaron a jugar y el gigante se puso muy feliz al ver que Jacinto no le tenía miedo y así todos los animalitos empezaron a jugar con él también.
En ese entonces el gigante Tom cogió a Jacinto y lo coloco en sus hombros al igual que a su perro. Jacinto se puso muy feliz, porque casi podía tocar las estrellas.
Así que Jacinto pudo comprender que el gran tesoro que había encontrado, era la amistad de su amigo el gigante.
FIN