Toda la tarde tiró el anzuelo al río, pero ni un solo pez pudo pescar. El hambre aumentaba y no había nada para comer. Miró todo aquello que había a su alrededor. Sus ojos se detuvieron en unas flores silvestres que estaban cerca de la orilla. Tiró el anzuelo la última vez, por fin un pez se ensarto. Jaló con fuerza, pero no era un pez, no podía ver con precisión; el objeto se veía sucio y baboso. Sin pensarlo dos veces guardó en la cesta de los peces aquello que había pescado. Al llegar a su casa Lavó el objeto y se dio cuenta que era una cartera. Enseguida la abrió, estaba llena de dólares. Llamó a la policía que no tardó en llegar. En lugar de dar el informe a los superiores, dejaron el dinero para ellos. El chico fue de nuevo al río y arrancó todas las flores que pudo. Regresó a casa y preparó una cena de flores para él y toda su familia.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA