Hoy llego el día, ese día que nunca quise que llegara. Donde aquel salto fue tan alto, que Dios agarro tu mano. Donde con tu gambeta dejabas atrás jugadores, lideres, sistemas e incluso muchas veces esquivabas tu propia muerte, hasta que en el toque final dejaste de ser inmortal para volver a ser Dios, en su lugar. Ese ser omnipresente que bajó durante 60 años en un país recóndito e hizo ver en todo el mundo su existencia, donde con tu arte disfrazado de pelota vengabas guerras absurdas o dabas catedra en las facultades más reconocidas del universo a la vista del mundo entero. Si, saliste del universo jugando con tu barrilete cósmico y volviste a él. Sos argentino por adopción, pero ciudadano del mundo entero. Como dijo John Lennon, fuiste un loco que pudo derribar fronteras y ser del mundo uno solo, como cuando aquella tarde tomaste el mundo con tu zurda y hacías jueguitos con él.
Hoy todo el mundo te llora, te recuerda, se rinde ante esa zurda mágica que dejo un vendaval de arqueros tirados. Que pintaba jugadas como si fuera el pincel de Dalí, que el sonido de la pelota con tu pie fue la mejor melodía que Mozart pudo tocar hasta terminar en la red.
Hoy con lágrimas en los ojos llego el día, en que Dios, volvió a ser Dios y será el único por siempre. Gracias por compartir esos momentos en la tierra y gracias por llevar la bandera lo más alto posible.
Gracias por ser Argentino y Bostero