* A hombros de un gigante subías la colina, reías a carcajadas muy feliz, yo sentí miedo al verte, parecía que no fuera real. Te dejó colgada de un árbol de largas ramas, balanceabas tus piernas como si fuera un juego.
Mientras te observaba percibí que caían las hojas del árbol, como estrellas brillantes que caen del cielo, muchas no llegaban al suelo, volaban a lo alto de las copas de otros árboles y en su lugar crecían con rapidez unos pequeños frutos de color rojo.
Me acerqué silencioso y sin parpadear para no perder detalle de algo tan extraño y a la vez hermoso.
Al acercarme pude ver que llevabas un sombrero negro con hojas doradas y escuché una voz tan suave, tan dulce, cantabas en un idioma que desconocía.
Cada vez más cerca pude ver unas huellas enormes, en cada una de ellas crecían margaritas y revoloteaban mariposas de mil colores.
¿Mi imaginación? Era tan real que allí quedé asombrado y maravillado, esperando que bajaras del árbol...
*Ante todo te adelanto que soy real, aunque no cualquiera logra verme, y tú posees todos los requisitos para lograrlo. Eres una persona sencilla, joven, libre y jovial, y lo principal… amas la naturaleza. Cuando te vi paseando, gozando del aire, del sol, de los árboles y las flores… y correr tratando de acompañar en su vuelo a las mariposas…me dije, debo bajar y conocerte más de cerca. Y aquí me tienes, a tu disposición…noto que quedaste asombrado… ¿Deseas preguntarme algo?
*Muchas preguntas me gustaría hacerte. ¿Quién eres?, ¿O qué eres?... ¿Eres un Hada?... ¿Un ser mágico? … ¿O simplemente eres una niña diminuta?
¿Cómo es que siendo invierno en el pueblo y las montañas están cubiertas de nieve, a tu alrededor es primavera?
No quiero incomodarte con mis preguntas, siento unas ganas enormes de correr, saltar, jugar, respirar profundamente el aire de la mañana, un aire diferente y puro, el sol brilla con intensidad y no puedo dejar de sonreír, estoy feliz y me pregunto ¿Por qué?
De repente mi mirada se centra en ese otro ser, tan largo como el árbol más grande y tan silencioso como la noche más oscura, me fijé bien en sus ojos tristes y luego en sus pies, tan grandes y brutos, tal vez de cientos de años, lo observé todo y sin darme cuenta vi caer una lágrima a mis pies.
*Debo confesar que irradias ondas que atraen, esbelto joven, ahora entiendo el porqué de mi llegada. Tu alegría es como un halo que te rodea. Nada opaca tu bienestar, es más, tu cercanía contagia, y lograste que el día sea más bello, mucho te agradezco.
Quisiera dedicarte un regalo… ¿Qué prefieres? Dilo y te complaceré…
*¿Un regalo? ¿Quieres decir que me concederás un deseo o algo así?
Serian tantas las cosas que se me pasan por la mente para pedir que sería muy difícil elegir una, cierto que ver tantas cosas fantásticas a mi alrededor, sentir esta magia que rodea todo lo que mi mirada llega alcanzar a ver, ya siento que tengo mi regalo…. esta felicidad ya es mucho, pero siiiii...quiero algo….
Mira mi pueblo, parece triste, oscuro, los árboles sin vida, no hay niños jugando en la nieve ni los vecinos conversan entre ellos, ya no hay alegrías… ¿Puedes hacer que sientan felicidad? ¿Que disfruten de los días, aunque sean fríos? ¿Puedes hacer que sientan un poquito de lo que me has hecho sentir a mí? ¿Sí?
*Tus deseos reflejan tu inmenso corazón, por lo cual te nombro Embajador de la Felicidad, ve y encuentra a tu gente, comparte con ellos el cariño que desborda de tu cuerpo, estarán contentos de recibirlo…un nuevo y floreciente amanecer cubrirá el pueblo, ve…hazlos a todos felices…
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Autores
María D. Suaréz (maríaloli) (Islas Canarias-España)
Beto Brom (Israel)
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