PARTE 8 Y FINAL


Para decirte que ya estoy instalado en mi estudio, pero que además soy el consultor legal ad honorem de la Administración del edificio donde vivo y que ya conocés, y que con esto que traigo acá, (abre su flamante portafolio y saca un papel) lo han empapelado de arriba abajo, hasta el sótano… De doctor a doctor una fotocopia cambia de manos…
-¡Pero cómo, este soy yo y me están buscando como a un delincuente, con un identiquit!... ¡si es una de tus bromas pesadas, te vas ya mismo!…
-Te dije que no estoy de joda, esto va en serio, te están buscando y vine a decírtelo para que no te tomen de sorpresa…
- Entonces aclarame en qué quilombo me quieren meter.
-No sé si te quieren meter o te has metido solo, vos estuviste en ese edificio y podrías saber algo de esa mujer que internaron de urgencia. Este identiquit lo armó ese enfermero que la atendía con su abogado en el departamento de Investigaciones de la Policía Federal. Él es el principal sospechado de algo que está por comprobarse y que es secreto de sumario, están averiguando…
-¿De sumario’?...qué tengo que ver yo en un hecho policial…Decíme por favor que esa mujer está viva o que yo no la maté.
- No digas boludeces, está viva... Está bien más o menos, recuperándose de un coma que tuvo…
- Bueno, entonces me traés una muy buena noticia con otra malísima, que no entiendo…
Tenés razón, será mejor que vaya al meollo de la cuestión; por lo que pude averiguar de oficio nomás, haciendo espiar el historial médico de esta mujer, parece que ella quedó afectada por una secuela que vos podrías explicar mejor que yo. A ver cómo te lo digo, según el médico forense, el psiquiatra y el psicólogo a quienes consulté, si un diabético de esa clase tan jodida sale de un coma profundo, su consciente puede quedar perjudicado, alterado, difuso o ampliamente permeable a un subconsciente del que nunca se sabe hasta dónde y cómo afectará lsu diario vivir de ahí en adelante...
Y esta pobre entró al Hospital con este complicación grave encima, a las pocas horas de volver en sí, se le desató y comenzó con un fuerte histerismo, con un desvarío que le hicieron gritar cosas horrendas. Como que la fue violada, que no quiere tener un hijo enfermo de un padre que no conoce, y no sé cuántas incoherencias más, hasta quiere un aborto ya mismo, fijate vos su locura…
Nuestro psicólogo solo escucha, toda la sangre se le ha subido a la cabeza y casi no ve, tambalea, mientras su amigo-abogado lee un mensaje recién llegado a su celular.
-Bueno, mi gran amigo José José del Campo, desde el sanatorio mi asistente me indica que algo de cierto debe haber en esos dichos tan extravagantes de esta interna. De lo Técnico y Legal ha trascendido que un intento de abuso sexual pudo haber sido ser posible en ella, su cuerpo presenta rastros compatibles a una defensa, moretones y restos de piel en las uñas…
Al Doctor Juan José del Campo, repentinamente le arde toda la espalda.
- Y sí, ese enfermero presenta un brazo lastimado y raspaduras en la cara, y su muestra de sangre ya está en el laboratorio para el ADN...Pero claro, él se defiende como puede, te involucra vaya a saber uno porqué, su abogado alega que tiene muy buenas razones…
Al doctor Francisco Antonio Argañarás de Pontevedra le llega otro mensaje que ahora le hace decir categoricamente: -La violación fue confirmada Juanjo, era virgen esta muchachona, su desfloración es muy reciente... ¡Qué cosa,no!... todo junto le pasó, algo de no creer, qué me decís....
Al Doctor Juan José del Campo repentinamente le arde el cuerpo entero y queda mudo y petrificado frente a quién le ha dado tremenda noticia…un silencio absoluto se impone, solo quedaron mirándose a los ojos y con esto bastó, la respuesta estuvo en unos ojos vidriosos, suficiente, sin palabras...
Entonces: - ¿Te duele el labio, no?...recién le pasaste la lengua.- con esta tonta observación el abogado se anima romper el hielo que provocó su último decir...
- Deberías dejar de tomar mate, parece que no acertarle a la boca trae mala suerte.
¿Me estás jodiendo?, mirá que no tengo ganas…
- No, es un chiste, para ponerle un poco de color a esa cara, estás más pálido que en el identiquit…
- No me lo nombrés, no quiero ni pensar...
- No lo pienses, todo va a salir bien, siempre fuiste buena persona. Yo no te pregunté ni te voy a preguntar qué hacías en el edificio,respeto tu intimidad, más siendo casado con una mujer que aún tengo que conocer, por eso si tenés algo por ahí, mejor no saber nada…
Bueno Juanjo,hasta aquí llego, ya me estoy yendo, tu familia está por llegar…, pero no quiero irme sin comentarte algo que me está mortificando... si se te complica la cosa, si te ves muy enredado por defender esta engorrosa inocencia tuya, lamentablemente no podré ayudarte en lo judicial como esperarías de un buen amigo, precisamente por ésto. Ya consulté al Colegio de Abogados y no me lo recomiendan, no a un principiantes como yo... Así que, perdóname Juanse, no me estoy borrando, apenas llegue a mi estudio voy a hablar con el colega más idóneo que conozco para estos casos… Ahora no puedo hacer otra cosa que desearte la mejor suerte del mundo...
Esto último se lo dijo abriendo la puerta de calle, el dueño de casa había quedado parado como una estatua y no lo acompañó, pero volviendo él tres pasos le recalcó desde ahí mismo a modo de despedida: -Ah, y acá, sobre esta mesa ratona te dejo mi tarjeta con el teléfono y mi dirección actual...No dejes de llamarme o de visitarme…
El Doctor Juan José del Campo nunca más pisaría ese edificio, su amistad con este Doctor Francisco Antonio Argañarás de Pontevedra caducó en ese día de la fecha. Por esto y todo lo demás se dejó caer agobiado sobre el sillón, se tomó un tiempo para serenarse, y ya reflexivo, tomó esa tarjeta por una de sus puntas como si estuviera contaminada y la hizo fuego en el cenicero.
Porque, cuánto había perdido y perderá por esa maldita dirección equivocada, y cuántas puertas más deberá golpear para que se la cierren en la cara por no escuchar los falsos argumentos de un depravado aprovechador como él...
Unas lágrimas de impotencia, decepción y total injusticia han empañado sus ojos y se los enjuga de apuro, afuera se ha detenido el transporte escolar y ya escucha las revoltosas voces de sus adorados niños y la exigente de su querida esposa regañando, pidiéndoles que dejen de hacer travesuras, que se porten bien como hombrecitos que ya son...
Y a lo lejos le parece oír la sirena de un patrullero policial ulular para él.