Muchas veces quise escaparme
de la soberbia de esta ciudad
De su boca de asfalto
con mil lenguas bífidas.
De la basura que se convierte
En escultura los domingos
O de aquella que se jacta
de ser algo que no es.

Siento que no pertenezco
O mejor dicho que no me pertenecen
Ni los perros de la plaza
Ni la bosta de golondrina
Ni los pobres atolondrados
Que dan vueltas en sus autos
Mientras un poeta muere
En el último rincón de una librería.

Lo peor del asunto es no ser de aquí
Y tampoco de un allá
donde ya no recuerdo
ni el nombre de las calles.
Ser ciudadana de este limbo
De tierras imaginarias
Tan distantes a esta realidad
que oprime la garganta.

Muchas veces quise escaparme
y cada una de esas veces
elegí quedarme
Atarme a esos hilos invisibles
de esos otros
Que al igual que yo
Están aquí
añorando otros lugares.